Los soportales de la ribera (y II)
Mediado el siglo XVIII, en el solar que desde comienzos de la década de 1970 ocupa Romerijo, con fachadas a la plaza de la Herrería, a la calle Jesús de los Milagros y a la Ribera del Marisco, Juan Carlos de Rivas Ramírez de Arellano,
El muelle de las Galeras Reales en 1735
Aunque en 1668 las galeras reales ya habían abandonado El Puerto como lugar de invernada, el esplendor económico y comercial del que gozó la ciudad en el siglo XVIII gracias al comercio colonial y el intenso tráfico de navíos,
Postigos en la muralla de al-Qanāṭir
Aunque para la mayoría de portuenses es desconocido, nuestra ciudad contaba en época andalusí con una cerca o pequeña muralla que rodeaba la alquería y el puerto de al-Qanāṭir, junto con algunas tierras intramuros.
El cuartel del Polvorista (I).- El proyecto de 1742 de Joseph Petit La Croix
Refiere H. Sancho en su celebre Historia del Puerto que las poblaciones marítimas y florecientes como El Puerto de Santa María en la primera mitad del setecientos precisaban, si no se quería correr peligro de una repetición de los sucesos de 1702, la construcción de cuarteles para albergar la guarnición.
Aunque no es hasta 1766 cuando se consigue edificar en la plaza del Polvorista los cuarteles de caballería e infantería (actual teatro municipal), existieron otros proyectos previos.
El cuartel del Polvorista (y II). – El edificio de José de Olivera (1763-1766)
a necesidad urgente de disponer en la ciudad de un cuartel para alojamiento de las tropas y así liberarla de la carga que implicaba su alojamiento, llevó en 1763 a la edificación, por Orden Real, de dos cuarteles, uno de caballería y otro de infantería. Para su construcción se eligió el mismo inmueble que había propuesto Petit de la Croix en su proyecto de 1742, el viejo arsenal de galeras, adaptándolo al nuevo uso.
El pasado 19 de julio, la asociación BETILO, bajo el lema “TRAE UN LIBRO AL MONUMENTO A PEDRO MUÑOZ SECA”, desarrolló una acción en favor de la
La antigua Alhóndiga y casa del Pósito
En la pequeña plazuela dedicada al insigne navegante y cartógrafo Juan de la Cosa, permanece como vestigio de la antigua alhóndiga y pósito de la ciudad una portada que pasa bastante inadvertida al transeúnte (FOT.1).
Realizada en piedra, con las características propias de las fachadas de los edificios de siglo XVIII, presenta en el cuerpo superior el escudo de la ciudad (FOT.2), al tratarse de un edificio construido por el poder municipal, y bajo el mismo conserva una lápida con inscripción en la que se recoge lo siguiente (FOT.3):
El afamado viajero inglés Richard Ford publicó en 1845 en dos volúmenes con un total de más de mil páginas su famoso “Manual para viajeros por España y lectores en casa”, que puede considerarse la primera guía de viaje del siglo XIX por nuestro
El Puerto de Sta. María se asienta, aunque a simple vista no se aprecie por lo abigarrado del conjunto urbano, al pie de la ladera del cerro de la Belleza, con cota máxima de 42 m hacia donde comienza la carretera de Sanlúcar. Su altitud respecto a la desembocadura del Guadalete se aprecia en las pendientes de las calles del Barrio Alto: San Francisco, San Juan, Ganado, Santa Clara…