La conocida como “Obra de la Fuente”, nombre derivado de la histórica fuente de las Galeras, símbolo de la primera de las grandes obras públicas que se llevaron a cabo en nuestra ciudad durante el siglo XVIII, ha sido objeto de estudio por el profesor Jesús Manuel González Beltrán quien en 1989 publicó una monografía con el título ‘Abastecimiento de Agua en El Puerto de Santa María del siglo XVIII. «La obra de la Fuente»’ y a quien seguimos en nuestra exposición.
Tras la guerra de Sucesión (1700-1714), con su episodio de invasión de El Puerto por las tropas anglo holandesas, reaparece el problema del agua en toda su crudeza. Prueba de ello es el informe realizado en 1719, a instancias del ayuntamiento, por el padre fray Pedro Buceta, religioso de la orden de San Francisco de la Observancia como maestro albañil y de cañerías, quien propone una serie de arreglos conducentes a reparar la antigua cañería del siglo XVII.
Dos años y medio después concretamente en 1722 se va a realizar un nuevo informe a propuesta de Domingo Abad Mercadillo, síndico procurador del común y de los diputados de fuentes y cañerías del ayuntamiento portuense.
Tras reconocer los manantiales y la cañería se expone por primera vez la raíz del problema: los manantiales de Sidueña están secos y la poca agua que mana de ellos o se pierde en el río sin llegar siquiera a la cañería de conducción o si se introduce en ella se pierde por las múltiples quebraduras que tiene. Se propone como solución la construcción de un paredón que detenga las aguas que se vierten al río para que así fluyan hacia la cañería a la vez que se buscan nuevos manantiales (Fot.1 y 2)
Aunque esta propuesta no se lleva a efecto por demasiado costosa, se optó por arreglar algunos tramos y construir una noria para así aumentar el caudal de agua.
Es en 1725 cuando dos grandes autoridades, el Capital General de las Costas del Mar Océano, D. Tomas Idiáquez y el señor jurisdiccional, Duque de Medinaceli, van a intervenir directamente para intentar paliar la falta de agua en El Puerto.
Tras un periodo de reconocimientos, informes, proyectos, así como obtención Real para utilizar el producto de ciertos arbitrios, la obra principal comienza en 1731 y finaliza en 1735.
El proyecto inicial es encargado a los ingenieros militares Diego Fabre y Miguel Benito de la Herrán, quienes proponen la construcción de una nueva conducción, cuyos pormenores detallaremos en el siguiente artículo .
R.G.R