Cuando se cumple un siglo de la llegada de las Esclavas a El Puerto, la Asociación Betilo quiere recordar el pasado del inmueble donde se alojaron y residieron varias generaciones de estas religiosas y los cambios de función que ha atravesado este antiguo hospital conocido como de la Misericordia, más tarde de San Juan de Dios y desde 1923 convertido en convento y colegio de las Esclavas.
Resumiremos su dilatada e interesante historia a lo largo de los 500 años aproximados de existencia, destacaremos la singularidad de su capilla barroca y recordaremos la importancia de otras dependencias que han llegado a nuestros días, como su primitivo patio porticado y la suntuosa escalera.
Los orígenes de este antiguo hospital datan de finales del siglo XV, cuando tras sucesivas donaciones de solares y casas la cofradía de la Santa Misericordia se hará cargo del edificio construido en la confluencia de las calles Luna y la que por ella lleva desde entonces su nombre (FOT. 1 y 2).
La Orden de San Juan de Dios desplaza a esta en la propiedad y gestión en 1661. A partir de entonces el hospital se reconstruye gracias a clérigos, cabildo municipal, nobleza, burguesía enriquecida (Vizarrón. Araníbar, Rodríguez Cortés, Orbaneja, Azuela, Arriaga, Philippo, etc.) y a las rentas obtenidas por las sepulturas en su capilla (FOT. 3). El cabildo municipal donó al hospital un corral de comedias anejo al edificio para que cobrara el importe de las entradas a las representaciones, motivo por el que la calle fue antiguamente conocida como Comedias Viejas. También se contó con legados de particulares, demostrando la relevancia social adquirida por la labor asistencial de dicha orden hospitalaria.
Las principales obras de reforma y ampliación (Ramos Caneda, 2008) se acometen en el segundo tercio del siglo XVIII: escalera, nuevo patio y enfermería, oficinas, retablos de la iglesia, etc. Las principales funciones eran asistenciales, sanitarias y benéficas, como la acogida de hombres pobres e inválidos y la curación de enfermedades y heridas. La motivación era fundamentalmente religiosa y los servicios gratuitos.
Tras la desamortización y exclaustración de los juandedianos y convertirse en propiedad municipal se utiliza como centro docente público y más tarde biblioteca.
En 1873, mediante subasta pública, pasa a la Sociedad Anónima «La Fidelidad», que lo donará en 1923 a las Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús para establecer en él un colegio de niñas pobres. Así ocurrió tras las obras de rehabilitación y adaptación costeadas por el Conde de Osborne, recogidas con gran detalle en la Revista Portuense del 28 de febrero de 1924 (FOT.4). Y desde entonces se ha impartido docencia (en la actualidad Infantil, Primaria y Secundaria Obligatoria). Aunque las religiosas dejaron las instalaciones y la ciudad en 2014, la iglesia abre al culto restringido con exposición del Santísimo y el colegio concertado continúa funcionando como tal. –
Francisco González Luque