Una de las casas-palacio que más llama la atención por la singularidad de su fachada, cuyo estado de conservación es preocupante, es la situada en el número 48 de la calle Palacios (FOT. 1 y 2).
Perteneció a la familia de Bernabé y Madero constituida por viejos hidalgos originarios de la zona de Soria (A. Gutiérrez Ruiz. Mansiones y linajes de El Puerto de Sta. María. Vol. VIII).
El iniciador de la rama andaluza fue José de Bernabé y Madero quien abandonó a principios de la centuria del setecientos la Ribera del Duero para radicarse en El Puerto de Santa María donde se dedicó al tráfico ultramarino, llegando incluso a ser, compromisario en el Consulado de Cargadores a Indias de Cádiz. Casado en 1719 con Margarita Ricart, hija de unos comerciantes franceses instalados en la ciudad, tuvieron seis hijos, siendo su homónimo, José, nacido en El Puerto en 1725, el continuador del negocio familiar y el propietario del palacio que nos ocupa.
José de Bernabé y Madero Ricart incrementó las empresas mercantiles que había iniciado su padre con las cuales logró una sólida fortuna y pudo adquirir un navío propio para efectuar el transporte de las mercaderías. Como es habitual en esta burguesía ascendente promovió los trámites para acreditar su condición de hidalgo, tramites que ya había comenzado su padre poco antes de su muerte en 1761, y que le fue reconocida en 1778.
Para sus casas principales adquirió en pública subasta esta vivienda a la que agregó otro pedazo de terreno anexo. Casa que su hijo y continuador, Antonio de Bernabé y Madero, redificó confiriéndole su aspecto actual.
Con la llegada del ejército francés la familia, debido a su ascendencia francesa por parte femenina, tuvo que huir a Cádiz desde donde zarparon, con la ayuda de su paisano y amigo el ilustre marino Javier de Uriarte rumbo a América.
Entre 1808 y 1810, según se recoge en la ruta histórica elaborada por la concejalía de Patrimonio, fue el domicilio del gobernador militar de El Puerto, Pedro Regalado Tinéo, marqués de casa Tremañes.
El palacio muestra, como es habitual en las casas de los cargadores a Indias, tres plantas y entresuelo (FOT. 3). En su imponente fachada, con la planta baja labrada en piedra, destaca una magnifica portada flanqueada por columnas toscanas de mármol sobre altos pedestales en cuyo dintel campea un magnífico escudo partido saliente, con mascarón inferior y yelmo por timbre (FOT. 4 arriba).
El escudo realizado en mármol muestra las armas de la familia De Bernabé -un castillo entre llamas del que emerge un brazo armado con una espada con la punta hacia arriba y dos llaves en la mano, en referencia a un remoto episodio de sus antepasados en la guerra entre los reinos de Aragón y Castilla- y las de los Madero -una media luna con puntas arriba y debajo en triangulo tres estrellas-.
Detalle singular y único en la arquitectura palaciega portuense son los cuatro estípites antropomorfos que separan los entrepaños de la segunda planta, con el tercio inferior en forma de pirámide y el resto dispuesto a modo de torso de guerrero con armadura y yelmo, lo que se ha puesto en relación con la ornamentación arquitectónica hispanoamericana del XVIII (FOT. 4 abajo).
La casa remata en una excelente torre-mirador, retranqueada con respecto a la fachada, por lo que apenas es visible desde la calle (FOT. 5). Pertenece al tipo denominado de ‘garita’, con planta cuadrada, dos pisos, ventanas en el inferior y balcones en el superior y en la parte alta una torrecilla octogonal para acceso a la azotea. Tiene decoración apilastrada en el cuerpo central y no descartamos que en su origen estuviera adornada con motivos pintados. –
R.G.R.