El palacio O’Neale

Situado en la calle Santo Domingo haciendo esquina con la calle Virgen de los Milagros, conocida popularmente como Larga (FOT. 1), fue edificado en la primera mitad del XVIII por Henrique O’Neale Knoulis o Knowles, originario de Irlanda, de donde emigra, previo paso por tierras gallegas, atraído, como otros compatriotas, por el comercio con América. Fruto de su matrimonio con la gallega Ana María Fernández Oliveros nació en El Puerto en 1712 su hijo Patricio quien a la muerte de su padre hereda la residencia.

Patricio O’Neale, casado en 1748 con Beltrana Josefa de la Hàa, hija del cargador de origen francés Juan de la Haa, fue comerciante y hacendado de casas. La primera de estas actividades, el comercio, la practicó, según recoge J. J. Iglesias (p.406), hasta que por su avanzada edad confió sus negocios a su hijo Juan Ignacio O’Neale, quien aparece en la relación de cargadores portuenses que formalizaron su matrícula en el Consulado en el año 1771, y a su socio francés Juan Pedro Manotta.

Como arrendador de viviendas, se cifran en siete las casas de su propiedad en El Puerto, lo que le reportó pingües beneficios.  El reconocimiento de su estatuto nobiliario le llegó en 1776, fecha en que fue recibido como hidalgo por el cabildo portuense, falleciendo en 1779.

El palacio O’Neale es un edificio de gran porte, en el que destaca por su importancia en el paisaje urbano una espléndida torre-mirador, de tipología conocida como de “sillón y garita” en la que, a modo de respaldo de asiento, un cuerpo elevado ocupa la mitad de la planta que a su vez remata en una torrecilla que servía de observatorio cubierto. Conserva su decoración barroca de pilastras adosadas y bellos pináculos cerámicos en las esquinas (FOT. 2)

En contraste con esta magnífica torre, su portada principal es bastante sencilla si la comparamos con las ostentosas portadas de otras casas-palacio del momento, lo que quizá haya que poner en relación con su propia situación en una vía urbana, aunque importante, relativamente estrecha, la anteriormente conocida como calle de la Jabonera o de la Pileta y a partir de la fundación del convento de los dominicos, como Santo Domingo.

La puerta está enmarcada en piedra y sobre el dintel conserva el blasón familiar (FOTO 3) en el que se identifican a pesar de su erosión, las armas de su apellido: dos leones rampantes afrontados que sostienen una mano sangrante, en el jefe tres estrellas en situación de faja y en punta aguas y en ellas un pez.

El edificio responde a la estructura de lo que se conoce como casas de cargadores a Indias. La familia residía en la planta principal, estando destinado el bajo a cuadra, cochera, almacén y bodega. Presenta en la escuadra entre Larga y Santo Domingo una hornacina, hoy vacía (FOTO 4), que en su momento debió cobijar una imagen o símbolo relacionado con la fe católica de sus moradores. Asimismo, cuenta con un amplio jardín al que se accede por una puerta que da a la calle Larga.  Durante el siglo XIX el palacio continuó ocupado por la familia O’Neale, siendo la residencia en 1812 del corregidor Enrique O’Neale Rivero. Ya en el siglo XX paso a manos la firma Caballero y recientemente ha sido vendida de nuevo. –

R.G.R. 

1. Situación del palacio O’Neale sobre ortofoto actual
2. Palacio O’Neale. Torre-mirador
3. Portada principal y escudo de los O’Neale
4. Palacio O’Neale. Equina entre calles Santo Domingo y Larga.

Compartir contenido