Dentro de la cartografía histórica de El Puerto, este plano, que se conserva en el Servicio Geográfico del Ejercito, fechado en la década de los ’30 del siglo XVIII, constituye un documento clave para conocer el entramado urbano dieciochesco.
Tras la vista panorámica de la ciudad realizada en el siglo XVI por Wyngaerde con un carácter mas o menos realista, su importancia reside en ser la mas antigua representación planimétrica del paisaje urbano portuense.
La razón que motivo su levantamiento fue, como se indica en la cartela explicativa, el proyecto de instalación de un nuevo ramal de cañerías para conducción de agua al interior de la población, ramal que discurriría por la calle Cielos hasta la plaza de la Iglesia. Este proyecto, que no se llegó a ejecutar, hay que enmarcarlo en las obras de traída de aguas de los manantiales de la Piedad, conocidas como “la obra de la fuente”, que se desarrollaron en el primer cuarto del siglo XVIII y que culminaron en 1735, fecha aproximada del plano.
Levantado con procedimientos, que hoy llamaríamos topográficos, en el mismo se recoge con gran precisión y detalle el callejero y la estructura viaria y se señalan los edificios y elementos mas notables con su indicación en la explicación.
Aunque no se conoce su autor, por las características formales que presenta: trazos de dibujo, definición del contorno urbano, tipo de escala e incluso códigos cromáticos, características todas ellas propias de las realizaciones de Cuerpo de Ingenieros Militares, es probable que fuera ejecutado por alguno de sus miembros, lo que concuerda con su conservación en el Archivo del Servicio Geográfico del Ejercito.
Recordemos el valor estratégico-militar que para la Armada tenia la conducción de agua a la ciudad, ya que El Puerto era el punto de aguada de las galeras y navíos de la armada real que fondeaban en la Bahía, además de ser sede de la Capitanía General del Mar Océano.
De hecho, el proyecto de “la fuente” estuvo impulsado por el que fue, desde 1725 hasta su fallecimiento, Capitán General de la Bética D. Tomas Indíaquez, y la dirección de los trabajos estuvo a cargo a partir de 1728 del teniente coronel de Ingenieros Bartolomé J. de Mendiola, a cuya mano probablemente debamos este plano.
R. G. R.