El sector bodeguero del Marco del Jerez tuvo otra fase expansiva entre los años sesenta y ochenta del siglo XX: aumentó la superficie de viñedo, se construyeron nuevas bodegas (tradicionales o tipo catedral y también de nuevos estilos arquitectónicos), se incrementó la producción de vinos y, sobre todo, de brandy de Jerez. Pero, el ciclo expansivo duró poco: a principios de los años ochenta ya se apreció que había habido errores de planificación y movimientos especulativos. Bajaron los precios y la demanda, se inició la reducción de la superficie de viñedo, hubo quiebras y absorciones de empresas.
Durante la fase expansiva, en el Campo de Guía varios trabajaderos de tonelería fueron reconvertIdos en bodegas, algunos grandes patios de bodegas fueron cubiertos para ser utilizados como naves de crianza y como instalaciones frigoríficas requeridas por las nuevas técnicas de decantación, y algunas de las antiguas bodegas catedrales fueron modificadas para la instalación de modernos trenes de embotellado. En 1973 la bodega de Gutiérrez Colosía se levantó en el solar que ocupaba la casa-palacio de Cumbre Hermosa. También se construyeron viviendas y equipamientos deportivos en la parte sur del ensanche.
El traslado por parte de Osborne y Cª de sus bodegas y embotellado de brandy de Jerez a la entonces periferia norte de la ciudad y la nueva crisis que atravesaba el sector en los años ochenta del siglo XX (quiebra de Cuvillo y Cª) conllevó que la mayoría de los cascos de bodega del Campo de Guía comenzaran a quedarse en desuso.
A esta situación se unió el hecho de que la ciudad creció a partir de los años sesenta del siglo XX, entre otras direcciones, hacia el sur del Campo de Guía, por lo que el ensanche bodeguero se convirtió parcialmente en una barrera arquitectónica que dificulta la comunicación entre esa nueva zona residencial y la ciudad antigua. Hemos llegado así a la situación actual de degradación en la que se encuentra el Campo de Guía, que requiere un plan de renoconservación.
Javier Maldonado Rosso