Hasta el siglo XVI la ciudad se surtía de agua mediante pozos y aljibes, con aguas escasas y de mala calidad. La primera captación de los manantiales de Sidueña, la realizó El Puerto en las surgencias situadas a una cota superior de la Sierra de San Cristóbal. El agua de estos manantiales, con menor caudal que otras surgencias situadas a menor cota, se condujo hasta la población y la obra fue inaugurada en 1588, pero debido a fallos en la conducción comenzó a faltar el agua. La solución propuesta en 1722 consistió en elevar las aguas mediante la construcción de un muro de contención o mediante una noria.
Por este motivo en 1725 se decide realizar una nueva conducción en galería “El Acueducto”, y una captación de los manantiales mediante minas o galerías. La obra conocida como “Los Minados del Puerto” o bien la “Obra de la Fuente” se terminó en 1735 (Fot. 1 línea roja). Constaba de un muro de contención de 460 m de longitud, rellenando el trasdós de este, con unas galerías de 320 m para captar el agua. El agua se conducía mediante un acueducto subterráneo de 5.570 m hasta el camino, ahora paseo de la Victoria, en El Puerto de Santa María.
Los minados del Puerto es la obra de captación para abastecimiento más antigua y consta de dos galerías en forma de aspa situadas a la cota +9, discurriendo aproximadamente a unos 3 m de profundidad. Estas galerías enlazan con un acueducto subterráneo que transportaba las aguas hasta El Puerto y ahora se encuentra parcialmente destruido. En la actualidad las galerías están secas, ya que están a 4 m por encima del nivel freático o piezométrico.
Los Minados del Puerto drenaban un caudal de agua de 300 m3/día, distribuyéndose de forma gratuita a la población a través de fuentes y también, mediante pago, a las embarcaciones que transportaban agua a Cádiz.
Los minados o galerías fueron ampliándose hasta proporcionar caudales de 2.162 m3/día en 1874.
El caudal de estos minados, situados a cota superior, disminuyó considerablemente con las obras que Cádiz comenzó a construir a partir de 1855 en el borde de la marisma, para captar los manantiales de El Algarrobo y el Alcaide, obra que se denominó “La Galería de Cádiz” (Fot. 1 línea verde) que, si bien captaba parte de las aguas dulces del acuífero de la Sierra de San Cristóbal, a través de estos manantiales y algunos veneros que brotaban entre las grietas del muro de contención de los Minados del Puerto, también captaba las aguas salobres de la marisma del Guadalete.
La ampliación de la Galería de Cádiz y el arrendamiento de parte de las aguas del El Puerto a Cádiz terminaron por secar los Minados de El Puerto, obligando a firmar un convenio entre las dos ciudades en 1930 para delimitar las áreas donde cada ayuntamiento podía realizar obras de alumbramiento de aguas, estableciendo un perímetro de protección en 1937 para evitar que las distintas obras de captación no se viesen perjudicadas por el aprovechamiento de terceros.
Para satisfacer la demanda de abastecimiento de agua a las poblaciones de Cádiz y El Puerto, se construyeron a partir de 1935 las Galerías del Madrugador con una longitud de 250 m y los denominados Pozos de la Piedad, con una longitud de 1.250 m y 11 pozos (Fot. 1 línea amarilla), esto permitió captar un caudal de 4000 m3/día, hasta 1958, año que se abandona la explotación al integrarse Cádiz y El Puerto al abastecimiento de la Zona Gaditana, con aguas procedentes del embalse de Los Hurones.
Antonio. J. García Guerrero. Hidrogeólogo