Una propuesta del Padre Ildefonso del Olmo, rector del Colegio de San Luís Gonzaga, propició la llegada de la orden de las Hermanas Carmelitas a la ciudad para dedicarse a la atención de las niñas de la ciudad. Así el Cabildo recibía una comunicación de la Orden en 1889 solicitando la licencia para abrir un colegio. Recibido el permiso, se instalan en una casa de la calle Nevería y comienzan su labor.
Sería la generosidad de Dª Enriqueta Guesala, viuda de Osborne, quien financiaría la obra de la capilla y propiciaría algunos cambios tanto en su superficie como en la fachada. Como contraprestación se abría una cripta en el templo que debía servir como enterramiento para la familia Osborne.
El arquitecto encargado del proyecto y dirección de las obras fue don Juan Talavera de la Vega, catedrático de la Escuela de Bellas Artes de Sevilla y autor de diversos edificios como el Teatro Cervantes, el Costurero de la Reina o la adecuación del palacio de Montpensier en Sanlúcar.
En noviembre de 1894, Juan Talavera solicitaba la oportuna licencia de obras que en apenas unos días le fue concedida. Las obras fueron a buen ritmo de manera que el 24 de junio de 1895 se procedía a la bendición del templo por parte del Cardenal Sanz y Forés según la norma vigente. El 30 de junio se daba un almuerzo a los trabajadores de la obra por parte de la vda. De Osborne, acompañada de su hijo D. Juan Osborne quien repartiría cigarros entre los participantes.
El edificio fue proyectado siguiendo los cánones del momento con el auge de los movimientos neogoticistas con estéticas arábigas y del medievalismo romántico. Está formado por tres naves, con bóvedas de arcos apuntados y columnas fasciculadas. El presbiterio, dividido en siete ochavas, se encuentra algo elevado sobre el resto del templo. A ambos lados se localizan dos habitaciones que sirven de sacristía y almacén.
Al fondo se levanta el coro con arcos conopiales rematados en cresterías y balaustrada con arquillos medievales. Un enorme rosetón central y dos ventanas con parteluz proyectan luz sobre la nave principal.
Interesante es el trabajo realizado por el maestro carpintero D. Manuel Medrano en la factura de puertas y ventanas. La utilización de formas neogóticas en los confesionarios refuerza el efectismo, así como las improntas bizantinas de los bancos. La candelería sigue las formas goticistas con arañas y candelabros de pie a ambos lados del presbiterio. –
Juan Gómez Fernández