El siglo XIX

La llegada de Fernando VII a El Puerto, el 1 de octubre de 1823, tras su liberación en Cádiz por las tropas del Duque de Angulema y su desembarco en el muelle Diagonal, nos recuerda la importancia de la plaza en la primera mitad del siglo XIX. La conocida pintura de José Aparicio Inglada recrea este momento histórico con la falúa real atracando en el muelle diagonal de la Pescadería, y el Rey subiendo la escalinata en medio de un gran recibimiento popular en la propia plaza y en los terrados y balaustradas de los edificios circundantes.

Hacia 1844, Nicolás Chapuy, un viajero y dibujante francés, levantó el magnífico grabado de la plaza de la Pescadería y su embarcadero, que muestra la potente monumentalidad del espacio, con el estilo propio de los grabados románticos. Hay en el grabado una relativa idealización de la realidad, no obstante, constatamos que, a pesar de la cantidad de edificios y palacios perdidos en El Puerto, los elementos esenciales del grabado, el edificio Aduana, El Castillo, el palacio Aranibar, el Resbaladero, afortunadamente siguen ahí y debemos hacer posible cuanto antes la recuperación de este emblemático espacio como la monumental plaza pública que fue durante el siglo XVIII y buena parte del XIX. 

A finales del siglo, asistimos a una paulatina degradación de la plaza y su embarcadero como espacio público urbano.

Por una parte, el tráfico de pasajeros con Cádiz se desplazó hacia el histórico muelle de las Galeras, después muelle de San Ignacio, llamado popularmente muelle de los vapores, pues en esa zona se ubicaron hasta dos embarcaderos muy próximos al paseo del Vergel del Conde que se había inaugurado en 1779, y que ya era la nueva puerta de entrada a la ciudad de los viajeros que por mar procedían de Cádiz.

Por otra parte, el importante tráfico marítimo de botas de vino del floreciente negocio vinatero con destino a la exportación, que se sacaban a la Bahía en los tradicionales faluchos, contaba con muelle de carga propio en la zona del Campo de Guía y también junto al muelle de San Ignacio.

La plaza de la Pescadería y su embarcadero quedó entonces destinada al amarre y desembarco de la flota pesquera. En 1876 se inauguró una nueva Pescadería en un vulgar edificio de mampostería que ocupaba una parte de la propia plaza frente al Resbaladero, y que se mantuvo allí hasta los años 50 del siglo XX. 

La que en el siglo XVIII fue una de las plazas principales de la ciudad, se vio paulatinamente ocupada con la pescadería, los amarres de la flota pesquera y tinglados diversos al servicio de la actividad pesquera. Todo ello evidenciaba la perdida de importancia y su degradación. 

F.J.R/R.G.R.

Aprox. 1844. Litografía. Nicolás Chapuy, “El Puerto de Sta. María, cerca de Cádiz”. Instituto Cartográfico y Geológico de Cataluña
La plaza con la nueva pescadería edificada en 1876. Centro Municipal de Patrimonio
Aparicio Inglada, José. 1823-1828. Pintura. “Desembarco de Fernando VII en el Puerto de Santa María”. Museo Nacional del Romanticismo. Inv. CE0802.

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