En este año 2021 se celebra el 150 aniversario de la declaración de san José patrón de la Iglesia universal. La efeméride justifica que en la fiesta de su onomástica demos a conocer las manifestaciones artísticas que lo reflejan en el espacio público de El Puerto.
Ya hemos comentado en otras ocasiones los valores antropológicos, históricos y estéticos de este tipo de piezas consideradas de religiosidad popular en las que se resaltaba lo devocional en su vinculación con los elementos urbanos en calles y plazas. Ahora repasamos algunas de estas muestras plásticas sencillas adosadas a fachadas de viviendas particulares para testimoniar la devoción y especial significación que el santo patriarca tuvo en otros tiempos.
Ignoramos si la primitiva función para la que seguramente se encargarían dichas piezas continúa cumpliéndose en la actualidad: profesar un culto propiciatorio para atraer el favor de san José -ya saben, entre otros patronazgos se le atribuye el de la buena muerte-, expresar gratitud por favores recibidos o simplemente testimoniar que en ese domicilio vivía un hermano de la cofradía con sede en la Prioral, la del gremio de los carpinteros.
Dentro del repertorio hagiográfico, la figura de san José debió contar en El Puerto con muchas más representaciones que las conservadas. A nuestros días han llegado piezas correspondientes a dos tipologías: esculturas de pequeño formato en dinteles de viviendas y azulejos adosados a fachadas.
De la primera variante se conservan tres imágenes de piedra, toscas, anónimas y muy erosionadas. Se ubican sobre las puertas de acceso a las viviendas de las calles Postigo nº 17, Cruces 47 y, seguramente también en el nº 61 de esta misma vía, donde creemos que figura igualmente este santo, aunque su grado de deterioro llega hasta a haber perdido la cabeza (queremos pensar que los odiosos cables que cruzan el dintel no han tenido que ver en su decapitación). En ellas se observa a san José con el Niño Jesús sobre su brazo izquierdo siguiendo uno de los modelos iconográficos más representados.
Dentro de la tipología de azulejos aislados, contamos con una muestra cerámica sobre la puerta de acceso a un bloque de pisos, el nº 10 de la calle San Carlos Borromeo. Se compone de 12 piezas cuadradas (4 x 3) que incluyen, enmarcando al santo, elementos decorativos a base de columnillas salomónicas laterales soportando un arco de medio punto, hoy semioculto por los cables eléctricos que casi lo cubren, ornamentación vegetal en las enjutas y la cartela con la inscripción que identifica al personaje. También se registra la firma del pintor (Pedro Salas López-Cepero) y la fábrica sevillana que lo ejecutó (Pedro Navia) a la derecha. Las figuras mantienen la tradicional iconografía: José, representado como un anciano canoso vestido con túnica morada y amplio manto amarillo, sostiene al Niño entre sus brazos delante del pecho mientras Éste acaricia su larga y canosa barba. Los personajes están recortados sobre un fondo paisajístico. El estado de conservación es bueno, aunque insistimos en la pésima impronta estética que produce el cableado y el consiguiente deterioro sufrido por el azulejo.
Francisco González Luque
