Al pie de la vertiente oeste de la Sierra de San Cristóbal, en tierras del pago de Los Tercios -que se divisan desde la carretera de El Puerto a Jerez al pasar Las Beatillas- se ha conservado parcialmente una construcción de origen y función desconocidas, cuya traza y características no se ajustan a las de las casas rurales y cortijos de la campiña (FOT. 1A).
Se levantó en una loma que domina la laguna de Los Tercios o del Hato de la Carne. La cartografía aún nombra al lugar Casa de Barrios, en referencia a uno de los más destacados cosecheros y cargadores a Indias de la ciudad, Jacinto José de Barrios San Juan, que en 1741 adquirió aquí, en linde a la dehesa del Hato de la Carne, una heredad de 25 aranzadas de viñas con casa para las labores agrícolas (FOT. 1C).
Casa de Barrios acoge dos edificaciones, pero en ninguna de ellas vemos las huellas del tiempo del cargador. Una, probablemente levantada donde estuvieron las dependencias agrícolas de Barrios, puede ser de la segunda mitad del siglo XIX. Es una nave –seguramente con la función de bodega- construida con arenisca de la Sierra de San Cristóbal y cubierta a dos aguas (30 x 11m) que hasta mediados del XX tenía aneja otra construcción menor que a comienzos de los años 70 ya estaba derribada (FOT. 2). Junto a la nave hay un pozo coetáneo a ella con brocal y aparejo para la polea que extraía el agua de un amplio aljibe subterráneo (FOT. 3B).
El aspecto de la otra construcción, la que nos motivó a escribir este post, aparenta ser anterior, al menos del s. XVII, y sería integrada o aprovechada como cerca que rodeaba, quizás desde época de Barrios, a la casa agrícola. Frente a ésta (a 18m) se conserva un recio muro de 43m de largo que desde cota a –3m se eleva hasta el piso de la bodega y pozo. En su origen, este lienzo formaba parte de un recinto rectangular que al menos llegaría hasta la fachada posterior de la bodega (29m), tramo que se derribó o que acaso permanece bajo el muro de la bodega. Los lados menores del recinto hoy se encuentran incompletos; a un lado al linde de la bodega y al otro por el actual acceso a la finca (FOTS. 3-4-5).
El recinto está construido con arenisca de San Cristóbal y con ostionera a base de piedras de mediano y gran tamaño, siendo abundantes los sillares y sillarejos, que se intercalan con hileras de ladrillos rojo (FOT. 4). El conjunto se asemeja a una instalación militar o defensiva, con cierto paralelismo en las baterías de la Edad Moderna de la Bahía de Cádiz.
Siendo nuestra única intención dar a conocer desde Betilo esta singular construcción, las actividades antrópicas que en el pasado se realizaron en su entorno inmediato permiten plantear alguna hipótesis sobre cuándo y con qué fin se construyó.
Las tierras que en 1741 compró Barrios formaban parte de las 60 aranzadas que en 1293 y 1305 adquirió el genovés micer Bonavía de Vivaldo (quien al paso de unos años ejerció de alcaide del Castillo de San Marcos), que lindaban, dicen los documentos de las compraventas, con “la salina y la laguna”, las que en 1268 también menciona el Libro del Repartimiento junto a las tierras de la alquería o “maysar” andalusí de Machar Tamarit. El mismo espacio que en la Edad Moderna llamaban “dehesa de las salinas”.
Ciertamente, en la marisma del Hato de la Carne aún se contempla una surgencia salina, estudiada por Francisco Giles y Santiago Valiente, que aflora bajo el único cerro de la Era Secundaria de nuestro término municipal (FOT.1C). La imprescindible sal para la subsistencia del ganado.
La laguna y marisma del Hato de la Carne, que dista de Casa de Barrios poco más de 100m, era el lugar donde reunían y pastaba el ganado mayor antes de llevarlos a la ciudad para ser sacrificados en el Matadero (entre Ricardo Alcón -antigua calle Tripería- y Ganado, antes de que en 1699 lo trasladaran a la que fue sede de Imucona) y vendida la carne en la inmediata Carnicería pública (solar del Bar Vicente).
El control fiscal de los duques de Medinaceli sobre los recursos naturales que tenía El Puerto incluía la explotación en su beneficio del Hato de la Carne, del que durante siglos fueron propietarios, arrendando la mitad de su espacio para el aprovechamiento del pasto (FOT. 6). En su entorno los duques eran dueños de 246 aranzadas, incluida la loma de Casa de Barrios. Los impuestos por la venta de carne rentaban al ducado pingues beneficios anuales, en torno a un millón de maravedís a fines del s. XVI.
La construcción que presentamos pudo ser una infraestructura al servicio de los duques de Medinaceli vinculada al control fiscal del ganado que traían al Hato de la Carne antes de su último viaje al Matadero. Su recio aspecto defensivo puede relacionarse a la inmediatez del término de Jerez, ciudad realenga con intereses contrarios al señorío portuense, y también con las disputas con el ducado de Medina Sidonia que a mediados del s. XVII llevó al enfrentamiento bélico entre ambos señoríos y la ocupación de El Puerto por el sanluqueño. Proponemos el siglo XVII, hacia su mitad, como datación de esta singular construcción olvidada en la campiña portuense.
Enrique Pérez Fernández y Juan José López Amador
