Wilhem von Humboldt

Mapa de El Puerto de Santa María 1583

Conoce tu Patrimonio

(Potsdam 1767-Tegel 1835)

Viajero alemán, erudito, filólogo y hombre de estado. Hermano de Alexander von Humbolt, en España dedicó parte de su tiempo al estudio del eusquera. 

“Diario de viaje a España” 1799-1800

A algo más de media legua, en una venta que llaman de buena vista, se descubre la bahía de Cádiz y se ve Puerto Real, la Isla y Cádiz. La vista sería infinitamente hermosa si todos estos puntos no estuvieran tan distantes. Al ir acercándose al Puerto de Santa María, la zona se va haciendo cada vez más agradable. En general, ya es muy bello poco después de Jerez, la llanura es más variada, más rica y verde y tiene como fondo las bellas colinas azules que le rodean. Incluso se ven en lejanía algunas altas montañas. La construcción de El Puerto resulta más agradable que la de Jerez aunque es del mismo estilo. Hay una bella alameda con un naranjal. Nos alojamos en La Cruz de Malta, asociada con la fonda de este mismo nombre en Madrid.

Estuve en casa del Príncipe de Monforte, Capitán General de los Reinos de Andalucía, un viejo simpático. En su casa vi al ex ministro Saavedra. Como sólo supe quién era una vez que se había marchado, no pude apenas atenderle. Estaba también Mariano Power, de familia de irlandeses, cuñado del colonilla de Madrid, capitán de caballería.

Camino de Cádiz.

Escogí el camino por mar a través de la bahía. La travesía es a veces muy peligrosa a causa de la barra que se forma en la embocadura del puerto. Sólo en estas ocasiones el gobierno lo cierra. Cuando está libre se puede atravesar con total seguridad. Teníamos un tiempo extraordinario, un cielo intensamente azul y un sol tan fuerte que se tiene que desear mucho el calor para aguantarlo. 

Junto al Puerto fluye un pequeño río, el Guadalete. Se desciende a lo largo del mismo. La barra metía un ruido ensordecedor y producía una espuma enorme. Entonces llegamos al mar. El sol centelleaba espléndidamente sobre el agua. Hacía poco viento. Largas olas venían contra la proa del barco que levantaban, y después de elevar la popa, seguían rodando majestuosamente. Con viento favorable y fuerte sólo se necesitan de 40 minutos a una hora, pero nosotros necesitamos más de dos horas porque, debido a la bonanza, tuvimos que remar. 

La vista resultó hermosísima cuando avistamos Cádiz, que con sus casas blancas, sus tejados planos y sus pequeñas torrecillas ofrece un aspecto agradable y bonito; al final el faro de San Sebastián. A la izquierda, la lengua de tierra y la rada están llenas de barcos, entre ellos algunos de guerra de tres cubiertas, que se están armando ahora. Al fondo la Isla Puerto Real. A la derecha el fuerte de Santa Catalina, y después Rota. Detrás de nosotros Puerto de Santa María. Yo no me mareé, no así los niños. Theodor, que tenía miedo, vomitó. La pequeña Li se mareó un poco pero no vomitó. Todos los demás tuvieron que vomitar, mi mujer con menores molestias. La travesía es muy barata; habíamos alquilado un barco por 45 reales. Se nos hicieron tres controles, en Puerto de Santa María, una vez que habíamos embarcado y en Cádiz”.

Juan Gómez Fernández 

Mapa de El Puerto de Santa María 1583
Detalle. Zee Custen van Andaluzien… Andaluziae orae maritimae…, Lucas J. Waghenaer, grabado, Leiden, 1583 (1588). Biblioteca Nacional. Madrid

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