El conjunto del Centro Histórico de El Puerto es nuestro mayor patrimonio. Ahí están, esculpidas con formas de calles, casas, plazas, iglesias …y sus historias asociadas, todo lo que las anteriores generaciones nos han dejado; como una huella, como un recuerdo vivo. ¿Vivo? Pues, depende. Un espacio urbano vacío es casi un oxímoron. Los espacios urbanos son espacios de encuentro, de convivencia, de comunicación, construidos por sus habitantes. No pueden estar vacíos; no deben.
Todos sabemos que el conjunto del Centro Histórico de El Puerto es un lugar casi vaciado. El primer paso para su deterioro final. Algo único y complejo, que ha costado construir cientos de años, lo dejamos perder. Si no hacemos algo al respecto, a nuestros hijos, a las próximas generaciones, les dejaremos una, literal, ruina. El futuro podrá decir que esta generación —la nuestra— se cargó, por omisión, el Centro Histórico. O que no aprovechó la oportunidad de oro que tuvo para mantenerlo.
¿Hay una oportunidad? Sí, la hay. Y tiene nombre en inglés, que hace referencia a las próximas generaciones: Next Generation. Los fondos europeos Next Generation…y el resto de fondos y ayudas —fondos FEDER…—, que ahora, hasta 2026, constituyen un tren único para grandes proyectos de transformación.
Motril ha rehabilitado en dos años su gran complejo azucarero (fondos FEDER, dentro de la Estrategia de Desarrollo Urbano Sostenible Integrado), y su alcaldesa explica —yendo con precisión al fondo del asunto— que con ello “la ciudad está saldando una deuda moral y emocional hacia las generaciones de hombres y mujeres que construyeron el presente” (Granada Hoy, 18/2/2022).
Puerto Real tiene un plan estratégico de innovación, +Ciudad, estructurado sobre seis líneas fundamentales, que le ha permitido acceder a fondos ligados a la actividad de I+D+I. San Fernando y Algeciras han sido reconocidas como Ciudades de la Ciencia y la Innovación por el Ministerio de Ciencia e Innovación (solo 20 municipios en todo el estado); este reconocimiento les va a facilitar acceder a nuevos fondos. ¿Tiene algo que ver la I+D+I con los centros históricos? Por supuesto. La innovación genera desarrollo económico, empresas, cultura… revitalización. ¿Por qué no orientar los centros históricos para que, además de las pymes tradicionales, se instalen —y se ayude a su instalación— empresas ligadas a la innovación —en un sentido amplio— y al sector creativo y cultural (diseño, artesanía, comunicación, profesiones liberales, tecnología, educación…)?
¿Sobre qué líneas trabajar? El problema de la rehabilitación del Centro Histórico es complejo, necesita estudio. Pero hay líneas de actuación casi evidentes: las ayudas a la rehabilitación de viviendas (incluyendo eficiencia energética), el centro para los ciudadanos (la ciudad de los 15 minutos, las zonas de bajas emisiones, las peatonalizaciones con criterio…), las infraestructuras culturales —claros motores de desarrollo— (BETILO, por ejemplo, propone dos: el Hospital de San Juan de Dios, como centro cultural y de innovación, y un Centro de Interpretación de la Cultura del Vino; y se ofrece a colaborar en otros proyectos), las ayudas a las pequeñas empresas basadas en el conocimiento y la creatividad, el cuidado y el fomento de la imagen tanto interior como exterior…
Pero, ¿cómo se accede a estos fondos? Con proyectos de calidad; que, por cierto, soportan mal la improvisación. Sin proyectos no hay fondos. Y sin fondos no hay transformación, ni cambio, ni revitalización del Centro Histórico (nuestro mayor patrimonio). Y ¿cómo se generan proyectos? Con ideas, mentes abiertas, colaboración, metodologías…y un equipo de personas —que no tienen que ser muchas— apasionadas y comprometidas con estos retos. Estos equipos pueden estar dentro del Ayuntamiento, o externalizados (si la institución no tiene capacidad para ello). Pero es imprescindible el apoyo institucional y la confianza.
Vuelve de nuevo, terca y tenaz, la pregunta: ¿perderá El Puerto esta oportunidad única? En poco tiempo lo sabremos.
Joaquín Moreno Marchal
