El antiguo convento de Santo Domingo (II). – El edificio

Situado en la calle homónima haciendo esquina a San Bartolomé (FOT. 2), fue trazado por el maestro mayor de la ciudad Pedro Mateos de Grajales, quien también fue responsable de otras edificaciones significativas de la época como el palacio de Valdivieso.

Dentro del conjunto monacal, el primer edificio en inaugurarse a finales del s XVII fue la iglesia, sobre la que existe en el Archivo de Medinaceli un proyecto, sin firma, para la construcción de la torre-campanario que nunca se erigió (FOT. 3). Con el título “Proyecto de torre para la iglesia conventual de Sto. Domingo”, el plano presenta las secciones en planta y alzado y una vista axonométrica de la torre conventual tanto por el exterior como por el interior (Sánchez González, 2017, Mapas y Planos de la Colección Medinaceli núm. 450, p. 388).

Señala H. Sancho en su celebre Historia de El Puerto… (2017, p. 253), que el templo era de excelente construcción. Seguía el modelo jesuítico de cruz latina con nave central cubierta con bóveda de cañón y una elegante cúpula de media naranja en el crucero (FOT. 4). Tenía capilla mayor, cinco capillas por banda, una de ellas dedicada a Ntra. Sra. del Rosario, titular del convento y tribuna a los pies. Tuvo una rica decoración de mármoles italianos, pinturas al fresco y tallas doradas. Su puerta principal, hoy perdida, se abría a la calle Santo Domingo. Lo que se conserva del mismo es utilizado en la actualidad como biblioteca del centro educativo.

Junto a la iglesia y sustituyendo a las primitivas dependencias monacales, que habían servido a la comunidad durante cuarenta años, se levantó en 1712 el resto del convento, con claustro alto y bajo, amplia escalera, sala capitular, refectorio, celdas dormitorios, etc., si bien aún no se habían concluido todas las labores en 1732.

Uno de los elementos más notables del conjunto, además del claustro que detallaremos en el siguiente artículo, es la primitiva portada de acceso por la calle San Bartolomé (FOT. 1). En ella, en palabras del especialista en arte A. Aguayo Cobo (Rev. de Hist. de El Puerto, 39, 2007), cuyo trabajo tomamos de referencia en las siguientes líneas, se hace un canto a la labor evangelizadora de la Orden de Predicadores en América.

Consta de dos partes. La inferior con vano de acceso adintelado enmarcado por una moldura mixtilínea propia del Barroco y flanqueado por pilastras decoradas con guirnaldas de frutas y racimos de uvas. Remata en la parte superior con una cornisa en forma de arco de medio punto que acoge en su centro el escudo de la Orden de Predicadores (FOT. 5) con cruz florenzada (extremos terminados en flor de lis) y perro portador de antorcha bajo ella. La venera que corona el blasón hace referencia a la Madre de Dios en cuanto protectora de la Orden. 

En los dos extremos de la cornisa aparecen los relieves de dos indígenas ataviados con capas de plumas y cestos de frutas sobre la cabeza (FOT. 6). Aunque son muy similares presentan pequeñas pero sustanciales diferencias. A pesar del deterioro de la piedra una de las figuras tiene apariencia masculina y la otra femenina, los frutos de los cestos son distintos y también son diferentes sus expresiones y los atributos existentes a los pies lo que ha llevado al este investigador a interpretarlas como símbolos de la conversión y de la humildad y del arrepentimiento en clara alusión a los indios americanos protagonistas y destinatarios de los afanes evangelizadores de la Orden de Predicadores.

R.G.R.

1. Portada primitiva del convento por calle San Bartolomé
2. Situación del Convento del Santísimo Rosario de El Puerto de Santa María (Santo Domingo). Google Eart
3. “Proyecto de torre para la iglesia conventual de Sto. Domingo” (Sánchez González, 2017, Mapas y Planos de la Colección Medinaceli núm. 450, p. 388)
4. Cúpula del crucero de la antigua iglesia. Actual biblioteca del Instituto
5. Portada primitiva del convento por calle San Bartolomé. Detalle del escudo de la Orden de Predicadores
6. Portada primitiva del convento por calle San Bartolomé.6. Detalle de los relieves situados en ambos extremos de la cornisa

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