El edificio, de cuya suntuosa decoración interior se hacen eco todos aquellos que transitaron por sus salones (FOT. 1), presenta una organización interna en dos sectores diferenciados: uno frontal que incluye las estancias de la fachada principal y el patio (FOT. 2 gris) y otro posterior formado por los grandes salones, capilla, galerías y dependencias que rodeaban el extenso jardín trasero (FOT. 2 blanco).
Tras cruzar la puerta principal, en calle Cruces, un zaguán sirve de acceso desde la calle a un patio de columnas, de planta cuadrada (FOT. 3). Tiene dos cuerpos superpuestos separados entre sí por una cornisa que se apoya en cada frente en dos arcos de medio punto, soportados por columnas toscanas de mármol blanco (FOT. 4). En el mismo se abre una escalera monumental, de tipo imperial, cubierta con una cúpula sobre pechinas, por la que se accede a la planta noble (FOT. 5). A decir de los especialistas este patio es muy pequeño en comparación con la grandiosa escalera de doble tramo, lo que demuestra la diferencia de épocas de construcción de uno y otro.
Como es habitual en este tipo de viviendas el piso principal estaba destinado a residencia de los señores de la casa, albergando los dormitorios y gabinetes. Hacia la parte occidental, se disponían los grandes salones; estos eran las piezas más destacadas del palacio y las que más celebraron por su magnificencia los cronistas y viajeros que los conocieron: ‘el Salón de Baile’, ‘el de las Batallas o de los Reyes’ y ‘el de los Retratos’ (FOT. 2).
Por la parte trasera se desarrollaba un espacioso jardín, con una fuente, al que se asomaban las grandes galerías de la planta principal (FOT. 6). Estaba flanqueado en los extremos izquierdo y derecho por sendas dependencias rectangulares que se correspondían con la capilla, al sur, y el comedor, al norte y bajo ellos, en la planta baja, estaban las bodegas y los aljibes.
La segunda planta, ocupando la línea de fachada, servía de vivienda a los sirvientes.
Arístides Ponglilioni y Fco. de P. Hidalgo, en la “Crónica del viaje efectuada por la Reina Isabel II a Andalucía” nos relatan la majestuosidad de algunos de estos salones:
“…el salón de los Reyes llamado así por las pinturas que lo adornan […] (FOT. 7). El techo está pintado al óleo y dorado, y en su centro se ve un bellísimo recuadro de alto relieve con una alegoría de España, representada por una figura de pie sobre el mundo […]. En dos grandes óvalos formados por medallones se ve los bustos bien delineados de todos los reyes de Asturias, Castilla y León, desde Pelayo hasta el último monarca de la Edad Media…”.
Una puerta del frente daba paso al salón del Trono (en referencia al salón de Baile), en el que se advertía una gran profusión de pinturas y adornos (FOT. 8). Techo cóncavo dejaba ver una pintura al fresco, figurando la balaustrada de una galería […]. Dos antiquísimas arañas de cristal opaco pendían de este techo. A la izquierda lucían cinco lienzos de colosal tamaño con preciosas molduras, que nos dijeron ser de Jordan (Lucas Giordano) y el Greco […]. Cinco huecos daban paso por la derecha a una galería; los tableros de las puertas contienen altos relieves bronceados, representando grupos mitológicos…. (FOT. 9)
“Después de un cuarto… se entraba en una estancia techada con alta bóveda llena de molduras doradas… (en referencia a la ante-capilla). Al frente llamaba la atención una gran mampara con una pintura (FOT. 10) representando a la dueña de la casa, esposa del fundador, en el acto de dar libertad a un esclavo y recibiendo de este un ramo de flores como muestra de gratitud. Esta mampara daba entrada al Oratorio). Esta pieza es cuadrada, su techo forma cúpula adornada de talla, así como las paredes y zócalos. El retablo (FOT. 11) es dorado y de no escaso mérito, y en él se venera por efigie un Calvario, cuya imagen del Crucificado fue ejecutada por el mismo fundador, y revela bien la inteligencia artística del mismo.
Aunque buena parte de la magnificencia original del palacio se ha perdido, aún permanece el edificio, que recordamos solo ha tenido una primera fase de rehabilitación estando pendiente desde hace décadas la intervención en los grandes salones y las dependencias que rodean el jardín trasero.
R.G.R.

