El palacio del marqués de Villarreal y Purullena (II). – El exterior

Entre los estudios que hasta el presente se han dedicado a esta casa-palacio, los mas extensos se deben a los especialistas en Historia del Arte M. García Pazos (Rev. Hist. de El Puerto, 3, 1988, pp. 37-72) y F. González Luque (Pliegos de la Academia 8, 1993, pp.14-16) cuyos trabajos seguimos en nuestra exposición.

Aunque en la actualidad la casa-palacio se circunscribe a la esquina de las calles Cruces y Pozuelo, con su parte trasera lindando con la calle Ángel María Dacarrete y el conjunto residencial Durango, en su configuración original abarcaba una extensión considerablemente mayor, en virtud de la amplitud de sus jardines y la extensión de sus huertas. El conjunto palaciego se proyectaba hasta la calle Durango –donde se localizaba la puerta de acceso a las huertas– (FOT. 1) y alcanzaba la calle Santa Fe, la cual constituía el límite noroeste del núcleo urbano en aquel entonces.

El edificio destaca en su exterior por su imponente doble fachada esquinada realizada en cantería vista. Está dividida en tres cuerpos separados por cornisas y articulados por vanos y balcones (FOT. 2) quedando coronada en su ángulo SO por una magnífica torre mirador de doble altura (FOT.3), de planta cuadrada e influencia sevillana, con vanos en sus cuatro frentes, lo que permitía una vista de 360 grados, cubierta con tejado moruno a cuatro aguas y decorada interiormente con pinturas (FOT. 4).

La portada principal, situada en el centro de la fachada a calle Cruces, es bastante sencilla. Labrada en mármol no presenta más ornamentación que el típico baquetón fino y quebrado encuadrando el vano de acceso, sobre el que se sitúa un balcón de gran vuelo con espléndidos herrajes (FOT. 5).

Bajo el balcón principal y ocupando el dintel de la puerta de entrada sobresale un magnífico escudo cuartelado rococó, también realizado en mármol, con las armas familiares del marqués (FOT. 6). Rodeado con una profusa decoración vegetal lo delimitan cuatro veneras en cuyo interior figuran los extremos flordelisados de los cuatro brazos de la cruz de la Orden de Calatrava a la que perteneció el marqués. En su interior muestra las armas de los apellidos Ortuño –cinco cabezas masculinas con turbante y media luna–, Ramírez –torre, tres flores de lis y un águila rampante– y Rueda ––dos calderas, dos ruedas y una flor de lis, todo ello rodeado por una cinta con el lema “Memento mei o mater dei” (¡Oh Madre de Dios, acuérdate de mí!)– en referencia al linaje de su madre Teresa de Paula Rueda Esforzado

Si exteriormente el edificio presenta tres plantas, al interior, en cambio, posee cuatro que se desarrollan siguiendo la tipología de la casa de la burguesía comercial: planta baja, entresuelo, planta noble, ático y torre mirador.

Llama la atención el contraste entre la sobriedad exterior y la riqueza decorativa que tuvo en su interior, lamentablemente hoy desaparecida. Para algunos investigadores este contraste obedece al hecho de que en el momento de su construcción se aprovechó un inmueble previo, en cambio otros estudiosos lo explican por el propio carácter interiorista y aparente de esta clase que gustaba vivir rodeada de lujos en el interior de la vivienda, mientras en el exterior esta riqueza la demostraban mediante la utilización de materiales nobles. –

R. G. R.

1. Detalle de vista aérea 1928. Mittelholzer, Walter. El Puerto de Santa Maria aus 300m Höhe. Fotografía restaurada con IA
2. Palacio de Purullena. Esquina a calles Cruces y Pozuelo. Vista actual
3. Detalle de la torre-mirador
4. Torre-mirador. Detalle de pinturas en el techo interior
5. Portada principal. Calle de las Cruces
6. Escudo familiar del marqués de Villarreal y Purullena

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