Betilos: dioses sin rostro

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En varias ocasiones nos han preguntado sobre la elección del nombre de nuestra asociación.  Fue escogido por tratarse de un nombre con fuerza e importante carga simbólica que nos remite a nuestro pasado.

Aunque hay una falta de consenso entre los distintos investigadores a la hora de emplear el término betilo, la mayoría de los autores parecen estar de acuerdo en que en sentido amplio es la representación no figurativa pétrea de la divinidad.

En el campo de la religión semita, del que procede el término, designa en sentido estricto objetos de piedra que han caído del cielo (meteoritos) y se interpretan como receptáculos de la divinidad, morada de la deidad y como tal los betilos recibieron culto en numerosos templos y santuarios.

No todos los betilos están realizados sobre meteoritos. Los hay conformados sobre piedras naturales, rocas sedimentarias, metamórficas o ígneas que afloran en la corteza terrestre. Un ejemplo lo constituye la piedra de forma cónica aparentemente de origen volcánico, considerada representación no figurativa de Afrodita en el primitivo santuario dedicado a la diosa en Pafos (Kouklia, Chipre) (FOT. 1).  El caso mas paradigmático es la conocida ‘Piedra Negra‘ de la Ka’ba, – tradicionalmente considerada una piedra meteórica, aunque recientes teorías sostienen que se trata de un ágata– que hoy se halla incrustada en la esquina oriental del edificio cúbico situado en el centro del patio de la gran mezquita de La Meca, y cuyo culto hay que relacionar con un lugar sagrado anterior a la llegada de Mahoma (FOT. 2).

En muchos casos los betilos tienden a tallarse de forma más o menos regular (cuadrangular, en forma de columna, ovoide), a fin de hacer así más evidente un determinado simbolismo. La forma cónica fue la mas extendida y empleada con profusión en la zona sirio-fenicia.

El culto betílico llega a nuestras tierras desde el Próximo Oriente de la mano de los navegantes fenicios y fue muy frecuente en el ámbito semita occidental, perviviendo entre las poblaciones turdetanas y conservándose incluso, por tradición, hasta fechas avanzadas romanas.

En El Puerto de Sta. María contamos con varios ejemplos de deidades betilicas en el espectacular, importante y escasamente valorado yacimiento fenicio del Castillo de Doña Blanca, donde estos betilos aparecen asociados, según los estudios realizados por el profesor Ruiz Mata, a recintos sagrados vinculados con la producción del vino (FOT. 3, 4 y 5)

Por tanto, ¿qué mejor nombre para una asociación defensora de nuestra historia y de nuestro patrimonio que el que reciben estas piedras sagradas, dioses sin rostro, posibles deidades del vino, una de nuestras señas de identidad?

R.G.R

1. Piedra cónica considerado representación de la diosa Afrodita. Museo de Kouklia, Chipre
3. Betilo en uno de los santuarios de la bodega de la Sierra de San Cristóbal. Siglo III a.C. Imagen tomada de D. Ruiz Mata
4. Betilo sobre un pódium en uno de los santuarios urbanos del yacimiento arqueológico del Castillo de Doña Blanca.
5. Ejemplos similares de Betilo sobre podio. Imagen tomada de D. Ruiz Mata. PeripeciaLibros 2020

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