Parece que la bodega de los hermanos Larios estuvo asociada desde el principio al bodeguero británico F.W. Cosens que también tenía algunas otras bodegas en El Puerto y en Jerez. Este debió hacerse pronto con la propiedad total de la bodega, porque esta ya no aparece con su nombre original en las estadísticas del año 1856, en las que ya aparece FW Cosens.
Esta bodega fue descrita como perteneciente F.W. Cosens en el capítulo dedicado a los vinos de El Puerto del libro «Hechos sobre el Vino de Jerez», escrito por Henry Vizetelly en 1875 y recientemente traducido al español.
También se tiene constancia de esta bodega en una solicitud enviada al Administrador del Impuesto del Consumo, que era un impuesto municipal existente en el siglo XIX que gravaba los movimientos de mercancías. En esta solicitud registrada en los protocolos notariales de 1883 que se encuentran en el Archivo Histórico Provincial de Cádiz, la bodega F.G. Consens solicita autorización para mover vinos entre su bodega de la calle Aurora nº 10 y la calle Larga 145 (bodega no identificada).
A la muerte de FW Cosens en 1889 la bodega fue vendida a José Enrique Ivision O’Neale. En los años 20 la bodega la había adquirido Carlos Haupold Graf para la fabricación de licores y perfumes, actividad en que continuó su hijo Augusto Haupold Agüera, aunque después trasladaron las instalaciones al domicilio familiar en el antiguo palacio del marqués de La Cañada, entre las calles Aurora y Bajamar. En la imagen se puede ver el perfil inconfundible de la bodega y la torre ochavada y la chimenea que se encontraban en la zona próxima a la calle Valdés y que se aprecian en la foto aérea de El Puerto de 1928 y en otras fotos aéreas de los años 50 y 60.
La bodega fue posteriormente sede de una aserradora de maderas y posteriormente en los años 60 de la Metalúrgica Portuense, que para construcción de sus oficinas demolieron la torre ochavada y la chimenea.
En los años 70 la bodega fue comprada por Pedro Domecq, tras la adquisición de la bodega de Agustín Blázquez, y la unió a la contigua bodega de José María Pico de la que ya era propietaria. Fue en ese tiempo cuando se cubrió el patio trabajadero para aumentar la superficie disponible para botas de la bodega.
Posteriormente la bodega fue comprada por la firma Miguel M Gómez que trasladó allí la bodega que tenía en la Avda. de la Libertad y la renombró como Bodega Alameda.
Según las fuentes consultadas, la bodega sigue perteneciendo a estos últimos propietarios que la alquilaron en los años 2000 al supermercado Aldi y el bazar que existen en la actualidad. Hay que resaltar que la utilización que hace el supermercado es respetuosa con la estructura de la bodega, habiendo eliminado el recubrimiento de la piedra y con unas estanterías bajas que permiten apreciar la altura y esbeltez de los pilares y las arcadas. Por el contrario, en el bazar los pilares permanecen revocados y pintados y las estanterías con los artículos son muy altas y ocultan la magnificencia de la bodega.
La bodega está catalogada en el Peprichye con un nivel III de protección estructural que se otorga a edificios de valores significativos de entidad, cuya composición permite modificaciones parciales sin alteración de los mencionados valores, conservando siempre fachada y elementos estructurales. –
El autor agradece a Ana Becerra Fabra y a bodegas Gutiérrez Colosía la información facilitada
Juan Gómez Benítez