La iglesia conventual de San Francisco.- II. El templo

El interior del templo primitivo debió tener única y ancha nave cubierta de artesonado, capilla mayor y laterales, construidas sucesivamente como independientes y cerradas con reja a la nave.

En el muro del Evangelio se abrieron las capillas de Leal Galaz, contador mayor del Duque de Medinaceli, y la dedicada a Ntra. Sra. de Consolación, actualmente desaparecida.

En el lateral de la Epístola se construyeron las de la Orden Tercera (frontera a la de Galaz, en el brazo derecho del transepto), san Antonio (de portugueses, hoy del Corazón de María o de las reliquias), san Juan Bautista (anterior de los franciscanos terceros, después funeraria de Araníbar y actualmente desaparecida al abrirse una nueva entrada lateral a la iglesia tras la reforma de fines del s. XIX). A continuación, se levantaron las capillas de san Diego de Alcalá (a cargo de la cofradía de los sastres) y la dedicada a san Francisco de Paula, que unidas han compuesto la actual capilla del Sagrario, abierta en este muro de la Epístola y ocupando también la entrada primitiva al templo franciscano.

Además de las capillas, en el interior de la iglesia conventual de San Francisco se alzaron también varios altares o semicapillas flanqueando la capilla mayor, en el sotocoro y en otras dependencias. La razón se debió a la demanda de tanto bienhechor para con el convento y deseos de enterrarse en el mismo. Los más importantes fueron los levantados bajo el coro, hoy desaparecidos.

Sí se conservan algunas lápidas, como la del altar de los Cañas Trujillo, próximo a la puerta del claustro en el lado de la Epístola y el de la familia Escalona,frontero a aquel, también a los pies de la iglesia, en el sotocoro y dedicado a la Virgen del Pópulo (se conserva el cuadro en la capilla de San Antonio).  Otros altares que se recogen en el inventario de 1835 veneraban a San Luis de Anjou (se conserva su escultura) y Santa Ana. En el claustro, la capilla de la Inmaculada Concepción, a cargo de la “cofradía de la Corona”.

En el siglo XVIII se tallan retablos barrocos de estípites en varias capillas, como el de la de san Antonio y el magnífico mayor de cinco calles en la década de los treinta, obra de los hermanos Navarro, con un repertorio hagiográfico franciscano a base de imágenes exentas y bajorrelieves.

La reforma más profunda se produjo en los años sesenta del siglo XIX, adquiriendo el templo la fisonomía que continuamos observando en buena medida en la actualidad. Las capillas laterales se transformaron en naves corridas al derribarse los tabiques que las separaban. En ellas pueden apreciarse tramos de diferentes proporciones, alturas y cubiertas hasta componer una planta basilical de tres naves, transepto, destacada capilla mayor y coro alto en los pies. Pilares con pilastras adosadas y arcos de medio punto separan aquellas, ahora abiertas. Un sencillo entablamento corre a lo largo de la central, hoy cubierta con bóveda de cañón rebajado reforzada por arcos fajones.

El aspecto general es de gran sobriedad decorativa tanto interior como exterior. En este destaca el potente ábside pentagonal, próximo al compás de acceso y reformado en el siglo XVIII con pilastras, óculos mixtilíneos y cartelas (en una de ellas puede aun leerse la inscripción “Año de 1762”, posible fecha de terminación de las obras. Otros accesos al templo son la sobria fachada de los pies y la sencilla portada en la actual entrada principal hacia la nave de la Epístola atravesando la que fuera capilla de san Juan Bautista, desde entonces anulada.

En las últimas obras de reforma se descubrió la primitiva portada con el emblema de la orden franciscana en su dintel, hoy visible en el acceso al Sagrario desde el patio, capilla que ocupa las antiguas de san Diego de Alcalá y san Francisco de Paula.

Francisco González Luque

Vista interior de la iglesia de San Francisco
Retablo mayor. Siglo XVIII. Obra de los hermanos Navarro
Portada primitiva de acceso al templo. Siglo XVI. En el dintel el emblema de la orden franciscana (los brazos cruzados de Cristo y San Francisco sobre la cruz, enmarcado por el cordón franciscano)
Exterior de cabecera de la iglesia conventual de San Francisco. Mediados del siglo XVIII
Exterior del ábside. Detalle de cartela con inscripción «Año de 1762», posible fecha de terminación de las obras

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