En las visitas que periódicamente viene realizando el profesor González Luque al monasterio de la Purísima Concepción, junto con otros elementos patrimoniales de interés, puede contemplarse encastrada en uno de los muros de la sacristía exterior l esta singular cruz.
Para su realización se han empleado nueve pequeños azulejos llamados comúnmente “tipo Delft” cuyo emplazamiento original indudablemente no fue este, sino que inicialmente debieron revestir los muros al de alguna dependencia del convento. Debido a reformas en el edificio o por deterioro por el paso del tiempo se fueron perdiendo, subsistiendo únicamente, que sepamos, esta pequeña muestra.
Todas las piezas revelan las características materiales y estéticas de los azulejos holandeses de la segunda mitad del siglo XVII y XVIII: esmalte de sorprendente blancura, pintura ejecutada con notable detalle y colorido, predominantemente azul influido por las porcelanas de China que la flota holandesa traía de Oriente.
Pertenecen a la serie de azulejos de dibujo aislado. Las imágenes se circunscriben en un doble círculo azul, con esquinas adornadas con flores estilizadas (“bucráneos” y “moscas”).
Tres de ellas recogen escenas bíblicas, en las que se reconocen a San Pablo al caer del caballo camino de Damasco y a Cristo con los discípulos de Emaús en el acto de partir el pan, siendo la tercera posiblemente Abraham, Agar e Ismael. Las seis restantes muestran un ánade y varios paisajes propios del campo holandés.
A fines del siglo XVII y en el siglo XVIII, Cádiz era el principal puerto español para el comercio hispano-holandés, es natural por tanto que la comarca gaditana fuera la principal receptora de estas piezas –que llegaron en gran parte como lastre en los navíos holandeses–, y donde se concentran en palabras del Dr. Pleguezuelo Hernández los únicos conjuntos de azulejos holandeses españoles. Debido a su aceptación estos azulejos fueron pronto imitados en los alfareros de Triana y Talavera.
Por su temática bíblica y su bajo coste las iglesias y conventos de Cádiz y su entorno (Jerez, Medina, San Fernando, Sanlúcar) fueron su principal destino.
En El Puerto, procedentes del Monasterio de la Victoria, existen dos colecciones de azulejos holandeses del siglo XVII con escenas del Antiguo y Nuevo Testamento, una fabricada en Rotterdam y otra en Utrech, estudiadas por García Portillo (2009) y conservadas en el Museo Municipal.
Asimismo, en la capilla del hospital de San Juan de Dios (antiguo hospital de la Caridad) los zócalos de la sacristía están recubiertos con paneles de azulejos holandeses, en este caso de lacería, también de finales del siglo XVII.
R.G.R.