En mayo del año 1599, un joven viajero alemán Jacob Cuelbis (o Diego castellanizando su nombre), traspasó nuestras fronteras realizando un viaje por toda España. A su regreso redactó, en castellano, un relato de su periplo lleno de anécdotas y curiosidades sobre las costumbres y monumentos españoles a finales del siglo XVI.
El manuscrito de estas memorias de viaje se conserva en la British Library de Londres, en los fondos de manuscritos españoles de la época, y una copia del mismo se conserva en la Biblioteca Nacional de Madrid.
La descripción que hace del territorio español es la más interesante de las escasas que hay de su época y en lo que se refiere a nuestra ciudad es una de las mas antiguas realizadas por un viajero. Constituye asimismo un extraordinario complemento a las conocidas vistas panorámicas que dibujara Anton Van den Wyngaerde, tan sólo treinta y dos años antes, en 1567.
Nuestro personaje llega a El Puerto procedente de Sanlúcar e indica:
Partimos de Sanlúcar de Barrameda a la mañana por tierra donde se pueden alquilar mulas y cavallos de guía, dando por uno 3 ó 4 reales hasta el Puerto de Santa María. En todo aqueste camino no ay pueblo ninguno, sino dos ventas que están allí porque los caminantes tengan vino y otro recaudo quando están cansados en el verano. Llegamos al Puerto de Santa María a la una del mediodía, a 6 días de noviembre. Son tres leguas
A continuación, tras unos detalles históricos sobre los orígenes de la ciudad documentados en las fuentes bibliográficas que lo acompañaron, señala:
La villa del gran Puerto de Santa María es una de las más famosas y antiguas villas de España… El rey don Alonso Sabio X deste nombre llamó a este puerto, Gran Puerto de Santa María, y le dio gran escusiones, fueros y privilegios. Es un lugar muy conveniente para las galeras y otros navíos grandes para armadas que salen contra los moros. Parescen agora señales de unas grandes ataraçanas, arsenales, que cerca el río mandó hazer […]
Ay en esta villa ochenta haziendas de salinas donde se haze cada año más de cien mil cahizes de sal muy blanca y buena. Véense por los campos grandes montones como a alcaçer de sal, de aquella sal que es cosa muy de ver. Acontesce muchas vezes cargarse juntas cinquenta o sesenta naos y barcos de sal para Flandes y Ynglaterra.
Esta villa es proveyda de todo recado, buen pan blanco, pescado muy fresco y vino tinto, lo mejor de Andaluzía. Como en Alicante, (el) azumbre vale 24 marauedís, es harto grande. Entonces estuvieron allí muchas galeras españolas donde fueron presos por esclavos muchos marineros flamencos y otros, los quales yvan trabajando de contino y haciendo las cordas gruesas de las galeras y del ancra.
Aquellas personas interesadas en este interesante periplo pueden acceder a la versión digital del libro de S. Raya Retamero “Andalucía en 1599 vista por Diego Cuelbis” en :https://docs.google.com/file/d/0ByjDca766kcieGZOcVVkWkRJT00/edit,
R. G. R.