1ª Fase (I)
Durante los años 2014 y 2015 se llevó a cabo la primera fase de la intervención arqueológica para el aparcamiento subterráneo de la calle Pozos Dulces en El Puerto de Santa María. En el antiguo barrio de los pescadores. Era un espacio cercano al río en el cual según las noticas que se nos ofrecían no había nada o muy poco de interés histórico y arqueológico.
Las estructuras relevantes conocidas eran la ermita de Nuestra Señora de la Consolación, cuya ubicación exacta no se conocía. El cantil del río que se esperaba que salieran en la misma línea de los tramos ya excavados con anterioridad y algún espacio relacionado con la ribera del rio y sus actividades.
Cuando comienza la intervención arqueológica casi de inmediato se pasa de los sondeos a la excavación en extensión por la enorme cantidad de restos que empiezan a aparecer.
A lo largo de la segunda mitad del siglo XVII, se inicia la construcción del cantil del río y una surtida adosada al mismo. El cantil además servirá posteriormente como muro de contención de la orilla para poder construir la ermita de Nuestra Sra. de la Consolación. Con ambas edificaciones se empieza a ocupar la explanada vacía que se observa en el dibujo de Antón Van den Wyngaerde de 1564.
Ya en el siglo XVIII, el espacio abierto se va urbanizando, mezclándose las zonas de vivienda con las zonas portuarias e industriales, en un todo urbano en la ribera del río. Las calles se combinan con plazas e incluso adarves reaprovechados, lo que implica un urbanismo complejo y creciente. Se llegan a crear incluso dos calles nuevas que estructurarán la zona hasta finales del siglo XX, el callejón de la Consolación, continuación de la calle de la Plata (actual Ángel Urzaiz) y la calle del Espíritu Santo.
Todo este floreciente urbanismo recibe un golpe fatal el 1 de noviembre de 1755 sobre las 12:00 de la mañana. En ese momento el maremoto provocado por el terremoto de Lisboa, asola la zona, provocando 5 víctimas, pocas si se comparan con las 200 de Cádiz o Rota. La mayor victima en Pozos Dulces es el entramado urbano que no se vuelve a recuperar hasta finales del siglo XVIII.
La recuperación del espacio comienza por la construcción de un molino de aceite, en 1783. Este edificio industrial reaprovecha las construcciones anteriores y se cimenta en el interior de uno de los edificios sepultados por el maremoto, lo que eleva en torno a un metro la rasante del área. El molino, según los planos consultados, ocuparía la práctica totalidad de la manzana entre la callejuela de la Consolación y la calle del Espíritu Santo, a excepción de un par de casas a uno y otro lado de la manzana. –
Juan Miguel Pajuelo y María de los Ángeles Navarro, Arqueólogos directores