Tras un trabajo de investigación, realizado tanto en el Archivo como en el Museo Municipal, a cuyos técnicos agradecemos su colaboración, iremos desgranando su génesis, las comisiones que se crearon para erigirlo, sus diseños, los artistas que intervinieron, su destacada azulejería, las modificaciones que trajo consigo la construcción del aparcamiento subterráneo de la plaza en la que se ubica, así como el pésimo estado de conservación y peligro de perdida en el que se encuentra si no se interviene con una cierta celeridad (FOT. 1).
Como se lee en las inscripciones de las cartelas situadas en la parte inferior de los dos bancos cerámicos (FOT. 2), la glorieta fue dedicado por el “Excelentísimo Ayuntamiento del Puerto de Santa María en homenaje a la memoria de su Hijo predilecto, el eximio comediógrafo Don Pedro Muñoz Seca”.
Aunque la figura del escritor es conocida, no está de más recordar algunas notas de su biografía tomadas de la web de la Fundación que lleva su nombre.
Nacido en El Puerto en 1879, en el seno de una familia acomodada y religiosa, era el cuarto de diez hermanos. Realizó sus estudios en el colegio jesuita de San Luis Gonzaga y posteriormente Derecho y Filosofía y Letras en Sevilla, doctorándose en ambas carreras, aunque su vocación era el teatro. Casado con Asunción Ariza, tuvo nueve hijos. Trabajó como Jefe de Negociado en la Comisaría General de Seguros del Ministerio de Fomento en Madrid, empleo que nunca abandonó y que le proporcionó la estabilidad económica necesaria para dedicarse al teatro.
Autor prolífico, escribió durante su vida ciento noventa y dos obras, de las cuales ciento dieciséis son comedias, muchas de ellas escritas en colaboración Pedro Pérez-Fernández. Sus reiterados éxitos lo convirtieron en un personaje muy popular y admirado por el público, popularidad que trascendió fuera de España.
Ya en plena fama, El Puerto le nombro Hijo predilecto en 1917 y en 1920 le tributó un cálido homenaje, instalado en su casa familiar de la calle Nevería una placa conmemorativa (FOT. 3 y 4).
A pesar de su temprana marcha a Madrid, nunca olvido a la ciudad que le vio nacer donde realizo frecuentes visitas y a la que tenía gran afecto y cariño como expresaba con la siguiente frase:
” Al Puerto de Santa María, el pueblo más bonito de todos los pueblos, dónde yo nací, dónde pasé los días más felices de mi vida, dónde hay más alegría y más sol, dónde viven los viejos de mi alma.”.
Tradicional y conservador, su sentido de la lealtad le mantuvo siempre vinculado a la monarquía. Durante la década de los 30 escribió obras que satirizaban a la República, circunstancia que fue utilizada en su contra cuando fue apresado después del golpe de estado de 1936 y fusilado cuatro meses después.
Pilar Sánchez Toscano y R.G.R.