La celebración del Día Mundial del Teatro nos lleva a recordar algunos antecedentes históricos relacionados con el que fuera ‘Teatro Principal’, el más importante edificio para espectáculos con que contó El Puerto de Sta. María desde mediados del siglo XIX hasta su desaparición en 1984 (FOT.1).
Nos remontamos a principios del siglo XVIII cuando los jesuitas, que ya llevaban algún tiempo asentados en la villa ducal, adquieren diferentes casas en la calle Luna –en la manzana situada entre las calles San Bartolomé (actual Placilla) y Nevería (actual Pedro Muñoz Seca)– para levantar un colegio bajo la advocación de San Francisco Javier.
Se trataba de un edificio de grandes dimensiones cuyas obras dieron comienzo en 1732 prolongándose los trabajos durante los siguientes años. En 1764, Anselmo Ruiz de Cortázar escribe en su conocida obra (p. 434), “…Al presente solo están labradas las escuelas… y diferentes aposentos, con una torre muy alta y hermosa y otras oficinas útiles al Colegio”, refiriéndose al edificio que hoy permanece en pie situado entre las calles Luna y Nevería conocido mas tarde como Colegio de la Torre (FOT. 2).
Y sobre la nueva iglesia que se estaba edificando en la esquina de las calles Luna y San Bartolomé señala: […] tiene no solo abierto los cimientos, delineadas las capillas, sino levantadas las paredes principales y columnas hasta casi las cornisas y será acabado en breve tiempo […]. Pero este breve tiempo nunca llegó y la iglesia no se finalizó ya que tres años después, en 1767, Carlos III firmaría el decreto de expulsión de los jesuitas de todos sus dominios y los ignacianos alojados en del colegio de San Francisco Javier salieron, como el resto de sus compañeros, camino al destierro.
Parece que el destino del inconcluso templo jesuítico era convertirse en un teatro, pues ya en 1773 hubo un intento de levantar en el su interior un coliseo, idea que se paralizó a raíz del informe emitido a la Junta de Temporalidades por el presbítero de la Iglesia Mayor Prioral argumentando “haberse colocado la primera piedra de este edificio con todas las ceremonias y ritos de la Iglesia” (Pacheco Albalate 2007, p.50).
Es en 1845 cuando el empresario Críspulo Martínez ( GdP, 311) construye sobre el solar del truncado templo el querido por los portuenses ‘Teatro Principal’, lamentablemente destruido por un sospechoso incendio en 1984, cuando el Ayuntamiento estaba realizando los trámites para su declaración como Monumento Histórico-Artístico (FOT.3 y 4)
Recoge Pacheco Albalate (2017, 55, nota 15) que una vez apagado el incendio y, a través de los restos calcinados y humeantes detrás del escenario, se pudieron distinguir claramente los arranques de lo que se pretendió fuera iglesia, e incluso los bosquejos de sus capillas. –
R.G.R.






