En este artículo se describen dos bodegas contiguas, aunque claramente diferenciadas, que se encuentran en la calle Los Moros, entre el portal que hace frente a la calle Jesús Nazareno y la bodega San Bartolomé, situada en la esquina de esta calle. La primera imagen que se conserva de ellas aparece en el Plano Anunciador de El Puerto de Santa María del año 1889, donde se identifican como bodegas de Federico Rudolph (FOT. 1). Dada la diferencia entre ambas bodegas se tratará cada una de forma independiente.
Bodega Cuvillo Los Moros
Como ya se indicaba en la historia de esta bodega, tiene la particularidad de ser la única bodega de esta calle que se construyó en paralelo a la calle y no perpendicular como era lo habitual. Los otros límites de la bodega pueden verse en la vista aérea (FOT. 2).
La fachada alzada en la calle Los Moros no se aparta de las características propias que podemos constatar en otras bodegas del conjunto histórico: simetría, sobriedad, monumentalidad y una gran horizontalidad en su única altura y sin decoración alguna, características que la hacen mostrarse como una bodega funcional.
Actualmente se conserva en buen estado por el hecho de hallarse en ella el Archivo Municipal, habiéndose respetado su diseño sin haberse alterado la mayoría de los elementos arquitectónicos primitivos. Pero se ha modificado el número, situación y tamaño de las puertas de acceso originales que han sido sustituidas por puertas más pequeñas y separadas de la ventana superior, y se ha abierto una nueva puerta bajo la quinta ventana (FOT. 3).
El lienzo de muro de fachada se levanta sobre un zócalo de muy escasa altura únicamente interrumpido por los huecos de las puertas de acceso actuales. Su único cuerpo se comunica con el interior mediante ocho sencillas ventanas, enrejadas y recercadas aportando luz y ventilación a su interior, con arcos rebajados, situadas en su tercio superior. Sobre éste se eleva una sobresaliente cornisa donde descansa el pretil que corre a lo ancho de toda la fachada.
Su planta tiene un trazado regular en forma de rectángulo. Observando el plano se distinguen tres crujías paralelas entre sí y a la calle y ocho en sentido contrario (FOT. 4).
El amplio espacio interior de la bodega se compone de tres naves longitudinales, paralelas, rectangulares y anchas. La disposición de tres naves en una bodega con cubierta a dos aguas integra bien todos los componentes de la estructura sin alcanzar una altura excesiva, aunque presenta el inconveniente de no tener arcadas de soporte en el vértice de la cubierta. Estas naves cuentan con un total de 18 pilares de piedra arenisca de sección prismática y planta cuadrada (14 exentos y 4 adosados a los muros laterales), que están cubiertos de revoque y pintados de blanco. Durante la rehabilitación de la bodega para su uso como archivo municipal no se sacó a la luz la piedra, lo que le hubiese dado más belleza al conjunto.
Los pilares están coronados con sencillos resaltes a modo de capiteles donde apoyan los arcos semicirculares que actualmente se conservan también cubiertos de revoque y pintados de blanco. La cubierta a dos aguas y la viguería que la soporta se encuentran en excelente estado de conservación después de su restauración (FOT 5). –
Juan Gómez Benítez y Juan Ortega Álvaro