Por su vinculación con las Ánimas del Purgatorio, el patronazgo sobre los marineros y en calidad de intercesora, la Virgen del Carmen es una advocación muy conectada al pasado y presente de El Puerto de Santa María. Se conoce la existencia de una hermandad que la veneraba como titular desde 1671, con capilla propia en la iglesia del hospital de la Misericordia (más tarde de San Juan de Dios).
Tres son las muestras de religiosidad popular conservadas en el patrimonio urbano de la ciudad dedicadas a esta devota imagen. Y cada una pertenece a una tipología de elementos sacralizadores del espacio público: un triunfo (en el espigón de Levante, en Valdelagrana), un azulejo semipúblico (del patio del palacio de Vizarrón ha pasado al de otra casa particular) y un retablo callejero en la Bajamar. A este último le dedicamos unos párrafos.
Se trata de un retablo-capilla de escultura mariana en bulto redondo representándola con el modelo iconográfico más habitual. Se ubica en la Avenida de la Bajamar nº 12, adosado al extremo de la fachada lateral del edificio que fuera Aduana y Fábrica de licores y hoy abandonado a su suerte, como la del resto de la denigrada imagen del entorno donde se alza. Seguramente sustituyó a otro parecido no conservado tras la desaparición de la plaza de la Pescadería y que se citaba, al menos, desde fines del siglo XIX.
Concretamente, el 17 de julio de 1891, en la Revista Portuense, una crónica de la festividad de la Virgen del Carmen aludía a un retablo en el sitio donde los marineros tienen colocada su imagen en la plaza de la Pescadería. En dicho documento se cita también la decoración de este espacio urbano (se elogiaban una guirnalda de yedra salpicada de floresy un precioso kiosco de farolillos de colores entre cuatro gallardetes frente a la imagen), las “fogatas y cohetes” y el acompañamiento musical (la banda tocó variadas piezas delante de ésta). El relato finaliza comentando que reinaba gran animación en todo aquel lugar hasta hora bastante avanzada. Con el transcurso del tiempo, la cofradía de Pescadores y la hermandad del Carmen se encargarían de fomentar el culto a su patrona y titular y mantener este elemento devoto. Su situación, frente al muelle pesquero, invita a marineros y familiares a encomendarse a ella o a agradecer su regreso. Su culto se incrementó desde que en 1901 se declarara patrona de la Armada española y de diferentes agrupaciones relacionadas con el mar.
Con el transcurso del tiempo, la cofradía de Pescadores y la hermandad del Carmen se encargarían de fomentar el culto a su patrona y titular y mantener este elemento devoto. Su situación, frente al muelle pesquero, invita a marineros y familiares a encomendarse a ella o a agradecer su regreso. Su culto se incrementó desde que en 1901 se declarara patrona de la Armada española y de diferentes agrupaciones relacionadas con el mar.
El retablo que actualmente observamos data de mediados del siglo XX. Se trata de una obra sencilla y modesta de unos 100 x 60 cm. compuesta de cuerpo único con hornacina de remate semicircular protegida por un cristal y rehundida en el muro de la planta baja de la fachada. La remata un guardapolvo o tejaroz en saledizo sobre cornisa de madera con zapatas en el que destacan las tejas azules en su vertiente frontal. Faroles laterales de forja colgantes para iluminación nocturna de la imagen y floreros en las esquinas inferiores completan los elementos ornamentales de este retablito.
El nicho alberga una imagen de la Virgen del Carmen moderna de escayola policromada que sigue su tradicional iconografía. Se resalta la maternidad de María, aquí mostrada erguida, con el Niño Jesús sobre su brazo izquierdo. Ambos presentan actitud frontal y rematan sus cabezas con atributos reales y divinos (coronada como reina del cielo Ella y con nimbo El). La indumentaria es también la habitual: la Virgen viste túnica marrón de sencillos pliegues y manto blanco (hábito carmelitano) y el Niño Jesús una sencilla túnica blanca. El principal atributo que identifica esta advocación es la insignia carmelita que ambos portan colgando de su mano derecha, el escapulario, recordando el entregado a san Simón Stock en 1251 como símbolo de protección de la Virgen a sus devotos y ayuda a vivir con santidad. Contiene el emblema de la Orden: las tres estrellas que aluden a la Virgen María, Elías y Eliseo, el monte Carmelo y la corona del reino de Dios. También se asocia a la Virgen del Carmen una sola estrella. De hecho, es muy conocida como “Stella maris” (estrella del mar), la que guía a los marineros para volver sanos a puerto.
Continuamos insistiendo en la necesidad de conservación de ésta y otras manifestaciones de religiosidad popular y callejera que han exteriorizado la devoción de los portuenses en otros tiempos. Aun cuando no presenten notables valores artísticos, son testimonio de una mentalidad, de una manera de sentir y vivir, de unos valores sociológicos e históricos que justifican sobradamente su permanencia. Atendiendo también a la imagen urbana que ofrecen y respetando el nivel de protección ambiental y visual como elemento de fachada (argumento reiterado en los sucesivos planes de ordenación y protección del Conjunto Histórico de El Puerto) será necesario valorar y preservar en su totalidad, evitando su deterioro o desaparición para poder legarlos a futuras generaciones. Deberá convertirse en una obligación de todos.
Francisco González Luque.