Es asombrosa la indiferencia y el maltrato que recibe este monumento-biblioteca, uno de los más antiguos existentes en las plazas públicas de nuestra ciudad, cuya importancia patrimonial ya hemos señalado en anteriores capítulos. Mientras otras poblaciones hacen lo posible por mantener y recuperar legados patrimoniales de características similares, aquí parece que queremos su muerte.
No es solo el vandalismo inútil el que lo destruye o deteriora, tampoco existe un compromiso institucional en su mantenimiento y conservación, a pesar de encontrase situado a escasos metros de la entrada principal del edificio que alberga nuestro ayuntamiento. Un material tan frágil como la cerámica necesita de un constante cuidado para su óptima conservación, máxime cuando está en un espacio abierto.
Hoy lo que vemos son: bancos con numerosas piezas cerámicas rotas y arrancadas (FOTO 1); los anaqueles de las librerías tienen dañada buena parte de la azulejería (FOT. 2); la escultura desequilibrada y no se sabe de quien es, ya que no consta ningún rótulo en su base (FOTO 2). Pero el mayor deterioro se encuentra en los paneles verticales cuyos deliciosos dibujos, realizados por el pintor ceramista Francisco Morilla Serrano, con personajes protagonistas y escenas de algunas de las obras teatrales de Muñoz Seca, están mutilados o directamente se han perdido.
Solo se conservan en el panel derecho la figura de Patrocinio de “Trianerías” (FOT. 3) y algunos azulejos de Don Mendo de “La venganza de Don Mendo” (FOT. 4) y del Maestro Canillas de “El contrabando” (FOT. 4). En el panel izquierdo dos de las escenas han desaparecido por completo (JoséLuis de “El roble de la Jarosa” y el Sr. Bonilla de “El verdugo de Sevilla “), estando incompleta La señorita Esperanza de “Los chatos” (FOTO 5).
Desde Betilo instamos a las autoridades competentes a su pronta restauración, así como a la reposición de los azulejos que faltan y a la recuperación de la glorieta a la traza que tuvo en el momento de su creación, con el busto sobre pedestal emplazado en su primitivo lugar, rodeado de plantas y enredaderas en las celosías, permitiendo de esta forma el paseo a lo largo de su recorrido y no como ahora interrumpido en su parte central (FOTO 6).
Una vez restituido el monumento, podría ser en un punto permanente de “biblioteca libre”, como existe en otras ciudades, sin ir más lejos Conil o Chiclana, donde los ciudadanos disfrutan de la lectura al aire libre y pueden dejar sus libros para que otras personas interesadas los lean o se los lleven. Su cercanía al edificio consistorial facilitaría su vigilancia y evitaría grafitis y otros actos vandálicos.
Patrimonio olvidado es patrimonio perdido. No permitamos que se pierda.
Pilar Sánchez Toscano y R.G.R