Por todos es conocido que la Patrona de El Puerto era una PEQUEÑA IMAGEN PROTOGÓTICA tallada en madera policromada, en actitud mayestática y frontal, sedente y con el Niño Jesús en su regazo (interpretada como “Theotokos” o trono de Dios), pero que fue transformada hasta llegar a su aspecto actual.
También sabemos que debido a su deterioro progresivo y a los imperativos de la moda desaparecieron cuerpo, brazos, manos, corona y Niño primitivos hasta convertirse en una imagen de apariencia erguida, más alta y revestida de funda de plata e indumentaria y con un Niño Jesús nuevo, barroco y muy interesante.
De la imagen medieval sólo quedó la cabeza, por respeto y la gran devoción que atraía a cuantos fieles la venían venerando desde el siglo XIII (con Alfonso X a la cabeza y a la que dedicó 24 cantigas). En ella destaca un rostro de semblante hierático, amplia frente, grandes ojos de mirada inquietante y cautivadora y labios carnosos que le otorgan un aspecto orientalizante.
En cuanto al COLOR OSCURO DE SU TEZ, lo primero que podríamos preguntarnos es si la primitiva imagen de Santa María del Puerto fue concebida “blanca” por el anónimo artista que la tallara o el comitente que la encargara y fue ennegreciéndose progresivamente atendiendo a diferentes causas o la imagen fue negra en su origen, es decir, policromada en color oscuro atendiendo a factores de tipo simbólico.
Hasta 1979 no obtuvimos la respuesta: Ntra. Sra. de los Milagros no siempre fue negra. Arquillo Torres, mediante un estudio estratigráfico y microscópico efectuado a la imagen durante su restauración en ese año, concluyó que el color original de su rostro no era el negro que observamos desde hace siglos, sino que la ENCARNADURA ORIGINARIA ERA CLARA y quedó oculta bajo la apariencia oscura como fruto de sucesivas capas que fueron ennegreciéndola.
Existen distintas teorías que tratan de explicar dicha tez oscura teniendo en cuenta si este cambio se efectuó de manera accidental o fue intencionado.
Para el primer caso, algunos de los que defienden el OSCURECIMIENTO CIRCUNSTANCIAL atribuyen su color actual a una simple ley física según la cual la primitiva encarnadura del rostro se aplicaría con productos que han ido oscureciendo con el paso del tiempo produciendo un temprano y paulatino deterioro. A ello habría que añadir los repintes poco profesionales a base de sucesivas capas de pintura oscura para conferir un color más homogéneo a lo largo del tiempo.
A este propósito, Arquillo Torres apreció diferencias de tonalidad entre el rostro y el arranque del cuello. Sobre esos repintes actuaron, además, los efectos de la oxidación de barnices, el humo de velas, el polvo y la suciedad durante tantísimos años, circunstancias todas ellas que, indudablemente, ocasionarían ese progresivo ennegrecimiento en la fisonomía de la imagen desde época muy antigua. De hecho, ya en el siglo XIV se distinguía en la villa cristianizada una “Virgen negra” (la que por sus múltiples prodigios desde aquellos remotos tiempos se la conocería como Ntra. Sra. de los Milagros) de “Santa María la blanca” (en referencia a Santa María de Sidueña, la conservada actualmente en el castillo de san Marcos). Más adelante, concretamente en 1633, Juan de Ledesma confirma haberla conocido con “el rostro moreno, hermoso y resplandeciente”. También convendría descartar, sostienen otros, la posibilidad del oscurecimiento natural de algunas maderas, como sería el caso del alerce en que se talló la Virgen de los Milagros (al menos su rostro).
Por otra parte, para argumentar que esta imagen mariana fue OSCURECIDA INTENCIONADAMENTE también se esgrimen varias hipótesis. No faltan quienes suponen que el aspecto negro que presenta la Patrona de El Puerto se debe a la voluntad de repolicromarla con tonalidades oscuras como signo inequívoco de su antigüedad, reforzado por la costumbre o moda impuesta en el s XIV de reencarnar las efigies marianas ennegreciéndolas para asemejarlas a los iconos bizantinos descubiertos por entonces representando a María con dicha tez morena que la piedad popular atribuía al mismísimo evangelista san Lucas. En esta corriente que podría denominarse bíblica cabría incluir igualmente la probable interpretación plástica de las frases “Soy negra pero hermosa” y “No reparéis en que soy morena, pues me ha tostado el sol” aplicadas a la Virgen María en el Cantar de los Cantares, interpretaciones bien acogidas tanto por la jerarquía eclesiástica como por los numerosos fieles y devotos.
Más recientes son las TEORÍAS llamadas SIMBOLISTAS en cuanto que tratan de justificar ese color negro mediante una asociación con el de la tierra que, fecundada por el sol, es fuente de vida y, por tanto, equiparable a la maternidad de la Virgen María. Esta interpretación entronca con la de los seguidores del filopaganismo al defender la vinculación de esa tez oscura de la Madre de Dios con la pervivencia de cultos a deidades femeninas de carácter ctónico asociadas a la Madre Tierra y la Fecundidad (léase el matriarcado en el neolítico, la Isis egipcia, la Astarté fenicia y otras de la mitología grecorromana). E incluso el planteamiento de si las Vírgenes negras del sur hispánico no serían producto de un “culto esotérico al principio del eterno femenino” asociándolas al pasado tartésico. –
Francisco González Luque
Mas información
Arquillo Torres, F.: Estudio comparado y restauración de las imágenes de Ntra. Sra. de Regla, Ntra. Sra. de Guadalupe y Ntra. Sra. de los Milagros. Congreso “María Santísima de los Milagros entre la historia y la leyenda”.1991.
Becerra Fabra, A.: Tres congregaciones en torno a la Virgen de los Milagros de El Puerto de Santa María
González Luque, F.: Santa María del Puerto. Diario de Cádiz, 8 de septiembre 1995.
Hernández Lázaro, A.: Vírgenes negras del Sur… 2018.
Huynen, J: El enigma de las Vírgenes negras. 1971.
Rodríguez Ariza, J.: El simbolismo de la Virgen negra… 2019.
Suárez Ávila, L.: Dos imágenes marianas alfonsíes en El Gran Puerto de Santa María.
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