Continuando con la serie dedicada a rememorar antiguas ermitas, capillas y oratorios diseminados por la ciudad, con mayor incidencia en sus extramuros y también en sus alrededores, e importantes puntos de referencia para comprender el desarrollo urbano, hoy nos detenemos en la ermita de San Juan de Letrán.
Muy próxima a la ermita de San Sebastián, de la que dimos cuenta en una anterior entrada, de la misma escribe Martín de Radona en 1561:
Hay otra casa Iglesia de San Juan de Letrán a la salida de esta dicha villa como van a Sanlúcar de Barrameda. Tuvo origen la fundación de esta casa de que un carpintero vecino de esta villa que se llamaba Diego Ojeda enviudó y se fue a Roma donde pidió en ella para hacer la dicha casa de San Juan de Letrán, la cual dicha licencia le fue concedida por su Santidad y se le dio la Gracia en 17 días del mes de enero de 1518 en el quinto año del pontificado del Papa León con el capítulo filial de la Iglesia de San Juan de Letrán en Roma, con obligación de pagar en cada un año cera blanca labrada o valor a la dicha casa de San Juan de Letrán en Roma […].
Como en tantas ocasiones es Wyngaerde, en los apuntes que realiza en 1567 para la elaboración de la conocida vista panorámica de El Puerto, quien nos deja un preciso dibujo del pequeño oratorio que identifica con la letra D.
Casi un siglo después, anexo a la ermita fue construido, por iniciativa del príncipe Manuel Filiberto de Saboya, un hospital para atender el problema de la asistencia sanitaria de la gente de galeras, problema planteado desde los últimos años del siglo XVI y que en vano se había intentado resolver. Sus obras estaban en marcha, según H. Sancho en 1613, transformándose así en Hospital Real de la Armada. Para capilla se aprovechó la estructura del viejo templo –tal y como aparece en el dibujo de planta realizado en 1735– y asimismo contó con enfermería, casa para el capellán y camposanto, cuya cerca coronada por las armas reales y la cruz de San Juan se conservó hasta mediados del siglo XX.
En 1840 el hospital y la ermita debían encontrarse en un estado bastante ruinoso, motivo por el que se ordenó el traslado al arsenal de La Carraca de los objetos de culto e imágenes que todavía se conservaban en el viejo templo. Una vez desaparecidos tanto la iglesia como el hospital en sus terrenos, al pertenecer al Ejercito de Marina, se edificaron los conocidos como “pisos de los marinos”.
R.G.R



