Situada en lo mas alto de la sierra de su nombre, en el límite entre El Puerto y Jerez. Ya existía en 1317, tal y como como acredita el testamento del jerezano Pedro Ruiz de Escobar, dado a conocer por J. López de Eguileta, en el que se menciona la ermita de San Cristóbal situada junto a una torre vigía.
Por su parte el vicario Martín de Radona escribe en 1561: Hay otra ermita […]que la vocación de ella es San Cristóbal y de esta ermita por estar en lo alto de la Sierra desde la dicha ermita se descubre El Puerto y Cádiz que están en la parte de la mar y de la otra parte se descubre Xerez de la Frontera.
Junto a la ermita hubo desde antiguo una pequeña guarnición de centinelas que avisaban mediante ahumadas diurnas y almenaras nocturnas cuando desde Cádiz se alertaba de la proximidad de algún peligro por incursiones marítimas hostiles. Martín de Radona lo refiere así “Donde está esta ermita estaba un torrejón pequeño donde se ponían las velas en la dicha ermita para guardar la costa de los moros. Y las velas de Cádiz corresponden a las velas que asimismo se ponían en Santa Catalina y a las velas que está en esta ermita. Y las de esta ermita corresponden las velas que está en San Salvador de Jerez. Y así por la lumbre que se hacen por la costa de noche en las torres que por ella ahí se sabe cuando vienen naves de navíos”.
Su estratégica posición no paso desapercibida al “pintor de ciudades” Anton Van den Wyngaerde quien la detalla en las vistas panorámicas que realiza en 1567 tanto de El Puerto como de Jerez.
Ya a mediados del siglo XVIII debía encontrarse en ruinas pues el erudito jerezano Bartolomé Gutiérrez escribe: “Hay en la cima de esta dicha Sierra, que hoy se llama de San Cristóbal las ruinas de otro antiguo castillo y junto a él una antigua capilla derribada que era de la advocación del dicho santo […]. Esta fortaleza y capilla conservan las memorias de aljibes y subterráneos que son indicios de su vejez y fuerte habitación y por estar en lo más encumbrado descuellan tanto sus ruinas que se registran en toda la costa y tierra adentro; como fábrica muy precisa para la vela y guarda de este país”.
R.G.R.