Llamamos hoy la atención sobre otra tipología del patrimonio urbano, las hornacinas o capillitas que se conservan en fachadas de edificios civiles de El Puerto de Santa María, concretamente las que actualmente aparecen vacías, curiosamente la tipología más numerosa de estos elementos. Nos referimos a los nichos practicados en sus muros, la mayoría de los cuales cobijaron una imagen escultórica (como pudiera ser el caso del Corazón de Jesús en Fernán Caballero 6), pictórica (Federico Rubio esquina Pagador) o en azulejo (el recientemente desaparecido en San Juan 35), una simple cruz (Larga 27) u otro símbolo sagrado como expresión de religiosidad popular en la vida pública y hoy perdidos en todos los casos que analizamos.
Hornacinas, nichos o capillas son términos usados indistintamente para designar al entrante o concavidad de poca profundidad practicado en el espesor de un muro, normalmente con la intención de colocar en él una imagen o símbolo religioso, pequeñas esculturas o cuadros devotos que proclamaran públicamente la devoción de los propietarios de las casas en cuyas fachadas se exponían. Incluso las hubo (y se conservan) adosadas a fachadas como simples elementos ornamentales sin que nunca alojaran ningún emblema sagrado.
Aunque la mayoría pertenecen a una fecha incierta entre los siglos XVIII y XX, algunas supervivientes sí se datan gracias a alguna inscripción de fecha (1760 en una de las conservadas en Ribera del río nº 1) o están perfectamente documentadas gracias a una placa conmemorativa que lo atestigua, como es el caso de la que acompaña al nicho abierto en la esquina de las calles Postigo y Capillera, en la que aún podemos leer que se trataba de la imagen de «Ntra. Sra. de Montesclaros que se venera en el «combento» real de su advocación del Orden de Predicadores en las montañas de Burgos. Colocada en esta ciudad del Puerto de Santa Maria a devoción de Francisco Bustamante en 1 de agosto de 1784. El Ilustrísimo señor D. Josef Xavier Arzobispo de Burgos concedió 80 dias de «yndulgencia» al que rezare una ave maria o salve delante de esta soberana «ymangen«».
La mayoría de estas hornacinas, hoy vacías, conservan una serie de características y elementos arquitectónicos y decorativos comunes:
– Ubicarse en la segunda planta de la fachada, próxima a algún balcón o cierro, ser de piedra o ladrillo (la mayoría encaladas), estar compuestas por tres partes bien diferenciadas (base, cuerpo central y remate superior). Suelen asentarse en una repisa sobresaliente -recta o curvilínea- o en una ménsula ornamentada de mayor relieve y vuelo.
– El nicho propiamente dicho es por lo general abocinado, cóncavo y de poco espesor, el suficiente para albergar a la representación figurada, cuya profundidad podría delatar si expuso escultura, cuadro o azulejo. Dicho hueco suele estar flanqueado por molduras o elementos arquitectónicos dispuestos con una evidente función decorativa: columnillas, pilastras (lisas o almohadilladas), baquetones (rectos o alabeados) y estípites encuadrando y realzando el motivo central y principal.
– Como remate encontramos varias soluciones: arcos (semicirculares, mixtilíneos, apuntados), entablamentos (con sus respectivos arquitrabe, friso y cornisa), frontones (rectos y curvos), veneras o gruesas molduras a modo de guardapolvos, tejadillos o cornisas (quebradas a veces) y con otros motivos ornamentales en su trasdós (pináculos, cruces, jarrones sobre pedestales, etc.).
Remitimos a los más interesados en esta singular manifestación de patrimonio urbano a mi estudio publicado en 1996 en Revista de Historia de El Puerto (nº 16 y 17) bajo el título «Los retablos de culto callejero y otras manifestaciones de religiosidad popular en El Puerto de Santa María».
https://www.revistadehistoriade-elpuerto.org/…/16…
https://www.revistadehistoriade-elpuerto.org/…/17…
Francisco González Luque
