El costado norte de la plaza del Polvorista, entre la calle Aurora (Micaela Aramburu) y la calle Sol, estuvo ocupado en la centuria del Setecientos por tres grandes viviendas de las que hoy solo permanece el recuerdo.
Debido a su distinción sirvieron en el verano de 1729, durante la estancia en El Puerto de la corte de Felipe V, para alojamiento de los príncipes e infantes
A través de las crónicas que nos han llegado sobre este acontecimiento, conocemos quienes eran sus propietarios.
Ruiz de Cortázar (1764) nos refiere que en la de don Antonio de Santa Cruz, situada en la esquina con la calle Aurora (FOT. 1), estaba el Serenísimo Infante Don Felipe (futuro rey de Nápoles y Sicilia). En las contiguas del almirante Palacio FOT. 1) se hospedaron los Serenísimos infantes Don Luis y Doña María Teresa y en las adyacentes, propiedad de los Ordoñez (FOT. 1) , residieron los Serenísimos Príncipe y Princesa de Asturias (Fernando VI y Doña Barbara de Braganza).
Todas ellas se comunicaban entre sí por el interior y para que lograsen estar unidas con la casa en la que se hospedaban los reyes, el conocido como palacio de las Cadenas situado al otro lado de la calle Aurora, hicieron un pasadizo cubierto que volaba sobre la calle (FOT. 1). José Manuel Bernal lo narra así en sus memorias, publicadas por J. J. Iglesias,
“…quitaron una reja de la de Santa Cruz y abrieron puerta a la de los reyes por el terreno que mira al corralón, y de una a otra parte se hizo de madera un corredor cubierto muy fuerte y curioso con cuya diligencia quedaron todas las casas reales unidas” (p.136).
Según Cárdenas este pasadizo existió hasta el año 1736 que por orden del Corregidor se mandó destruir en evitación de que causara en su ruina alguna desgracia.
No son muchos los datos que poseemos sobre estas residencias. D. Antonio Santa Cruz y Vela, importante hacendado que representó al cabildo portuense en el pleito que en 1732 mantuvo la ciudad por el tercio de frutos que se enviaban a Indias, era propietario de la situada en la escuadra entre Aurora y la plaza del Polvorista, vivienda que ya había sido derribada en 1928 como recoge la fotografía área de realizada por Walter Mittelholzer (FOT. 2).
Junto a ella estaba la casa que a fines del XVII levantó el Almirante Gaspar Palacio. H. Sancho escribe que en su época solo conservaba el exterior (FOT. 3), con bien trazada portada flanqueada de columnas jónicas y blasón en el centro de la partida cornisa. El patio era uno de los mejores logrados de la numerosa serie local de los mismos por lo acertado de sus proporciones y la elegancia y esbeltez de sus líneas”.
Esta vivienda, según publica en su red social Gutiérrez Ruiz, fue ocupada posteriormente por el navarro José de Imbluzqueta, quien tras avencindarse en la ciudad se convirtió uno de los miembros más importantes de la clase mercantil portuense del setecientos, siendo reconocido como hidalgo en 1757.
Por último, haciendo esquina con la calle Sol, se situaba la residencia que en el siglo XVII construyó Alonso Ordoñez de la Romana, casado con una hermana de Bernandino Valdivieso. Casa que fue alquilada para servir de residencia a los Capitanes Generales del mar Océano, según consta en las Actas Capitulares 26 de octubre de 1741, folio 240 (información que agradecemos a Doña Ana Becerra). Ya en el siglo XX fue utilizada como colegio público (FOT. 4) y en aras de un progreso mal entendido fue derribada en 1978.-
R.G.R.