Bienvenido el nuevo espacio expositivo ‘Palacete Fernán Caballero’

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El pasado 5 de julio de 2024 abrió sus puertas este espacio expositivo, situado en el complejo bodeguero de Osborne, en la calle Fernán Caballero, y se ha estrenado con la exposición “Del grano a la montaña” del artista sevillano Sergio Gómez, SRGER, comisariada por Jordi Pallares y con el apoyo de Swinton Gallery.

El nuevo espacio nace de la colaboración entre Casa de Indias y la Fundación Osborne. Se trata de un proyecto realmente innovador e interesante para la ciudad.

En primer lugar, hay que resaltar que se trata de una iniciativa totalmente privada.  Un caso de innovación cultural (al menos en El Puerto de Santa María), fruto de la cooperación de dos entidades privadas. Esta experiencia nos demuestra el papel fundamental que corresponde al sector privado en la revitalización de los centros históricos, junto a la imprescindible acción de los poderes públicos.

El proyecto de SRGER-Sergio Gómez, en la modalidad de residencia -el artista ha trabajado en el propio espacio expositivo- utiliza el bajo de la que fue la casa-palacio de la familia Barrios, que ya fue objeto de estudio por BETILO.

Tras la espléndida fachada realizada en sillería vista, recorremos las estancias no rehabilitadas de la planta baja y vemos como se han adecuado en bruto las dependencias, que respetan la estructura de lo que fue la antigua casa-palacio quedando a la vista los achaques sufridos a lo largo del tiempo, las arrugas, imperfecciones y su largo deterioro existencial. Aparecen desconchones, bofados, agujeros, la puerta “grafiteada” de un ascensor abandonado…

Y sin embargo, ahora, las obras de Sergio Gómez habitan los lugares decaídos de la memoria y le dan vida. Estos espacios abandonados resultan ahora sugerentes, estimulantes, con una cierta carga de misterio que atrae. Al visitarlos te envuelve la experiencia del dialogo entre la majestad decaída de la casa-palacio y la vitalidad de las obras de arte contemporáneo. La tradición y la novedad. Las criaderas y las soleras.

Se puede hacer un paralelismo, salvando las distancias, entre la intervención en la casa-palacio y las actuaciones sobre los centros históricos (a menudo, sumidos en parecido deterioro). El arte contemporáneo revitalizando una casa-palacio; y el talento creativo, renovando y dando nuevas visiones, nuevas oportunidades a los centros históricos; encontrando nuevas formas de habitarlos, y no dejándolos así condenados, o bien a ser “parques temáticos” llenos de franquicias al servicio de las oleadas de turistas, o bien a un deterioro definitivo y demoledor.

El arte contemporáneo propone, en su esencia, nuevas formas de mirar y representar la realidad, y ese enfoque (abierto, diverso en materiales y miradas), adaptado al bien público que supone “lo urbano”, bien pudiera ser muy fecundo para encontrar nuevas y mejores soluciones para revitalizar los centros históricos.

El trabajo de Sergio Gómez, indaga sobre la acumulación, como proceso creativo. “Del grano a la montaña”. De un grano diario (un dibujo, un boceto…) surge la montaña de la exposición. La intervención sobre los centros históricos también puede tener ese carácter acumulativo, pincelada a pincelada, hasta conseguir aportar un nuevo valor global.

BETILO se marca, entre sus líneas generales de actuación, la de entender “El Puerto como ciudad creativa”, esto es, un entorno urbano con capacidad de atraer talento creativo (gente con inquietudes por crear, por emprender, por innovar) que se sume al que ya posee, y en el que se incluyen, además de las experiencias reseñadas, los comercios y servicios de proximidad en el Centro Histórico que trabajan con ese mismo espíritu creativo, casi artesanal y diverso, formando un ecosistema innovador tanto más potente cuanto más sea la interacción entre todos estos actores. En esta misma línea, ahora con la imprescindible participación pública, se enmarcan los proyectos presentados por BETILO en torno al Hospital de San Juan de Dios como centro cultural y el Centro de Interpretación de la Cultura del Vino Fino.

Solo nos queda agradecer a Casa de Indias y a la Fundación Osborne por su proyecto: claro, valiente, dinamizador.

Joaquín Moreno Marchal

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