Esta ciudad (El Puerto) … tiene el agua de los pozos que hay salobre gorda y por consiguiente dañosa… Así comenzaba uno de los muchos informes que se elaboraron durante los siglos XVII y XVIII para solucionar la falta de agua en El Puerto de Santa María.
El aumento continuado de la población que vive la ciudad en estas centurias, al igual que el resto de las poblaciones de la Bahía de Cádiz, por el comercio con América, así como la necesidad de abastecer de agua a la Armada, supuso un nuevo reto al que estas poblaciones tenían que hacer frente.
El Puerto contaba en su término municipal con importantes acuíferos situados en la cercana sierra de San Cristóbal (Fot.1) por lo que la canalización de sus aguas de forma directa hasta la ciudad e indirecta a Cádiz permitiría solucionar el problema. Para ello desde finales del siglo XVI se recurrió a maestros locales y destacados ingenieros del momento.
Estos manantiales fueron, con toda probabilidad, aprovechados por asentamientos humanos de la zona en épocas Antigua y Medieval. No olvidemos que a los pies de la sierra se encuentra el conjunto arqueológico del Castillo de Doña Blanca y que allí estuvo situada la ciudad andalusí de Šiḍūna, la bajomedieval Sidueña o Sidonia (Fot. 2)
Asimismo, el embarcadero de Sidueña fue sitio habitual de aguada de barcos comerciales y galeras, que remontaban el curso del Guadalete para surtirse del líquido elemento, al menos hasta el siglo XVII, en que la colmatación de bajos y meandros dificultaron e hicieron casi casi inviable la navegación. –
R.G.R.