Su iglesia definitiva se elevaría a gran altura sobre los edificios que lo rodeaban, culminado por tejados a cuatro aguas y un campanario con tres campanas (FOT. 1).
En el interior, se distribuía como describimos a continuación:
ALTAR MAYOR, ocupado por un retablo iniciado en 1711 y finalizado en 1718 (FOT. 2), del Círculo de Duque Cornejo, con múltiples santos agustinos en sus hornacinas y presidido por la Virgen de la Encarnación, titular del convento; las medidas del mismo eran de 15 metros de alto por 7’5 de ancho. Tras el altar mayor se encontraba la sacristía, antigua capilla mayor, con ventanas que daban a la calle Palacios.
En el LADO DEL EVANGELIO –el adosado al claustro del Convento– del crucero, retablo del siglo XVIII, rococó, de la Virgen del Tránsito, con santos en pequeño formato atribuibles a Ignacio López. Comprado por la Hermandad de la Soledad a finales del XIX, quien lo traslada a la Prioral, donde permanece presidido por su Dolorosa, en la última de las capillas laterales de la nave del Evangelio, a los pies del templo (FOT. 3). En esta zona del crucero de San Agustín había también un Cristo de los Consuelos, obra colonial, procedente de Paraguay; así como una Virgen de la Salud. Iluminaba el espacio una lámpara de plata, y en el suelo se localizaban sepulturas de donantes.
Siguiendo por el muro del Evangelio, un retablo de Santa Rita de Casia con una imagen de la misma, e imágenes de San Rafael y San Gabriel. Este retablo se encuentra hoy en la Prioral, en la pequeña capilla de los pies de la Nave del Evangelio (FOT. 4). Siguiendo por este muro, la puerta de gracia que daba acceso al claustro. Luego, retablo de madera pintada en azul con una hornacina acristalada que contenía una imagen de San Gabriel. A continuación, dos cuadros de indulgencias de la Virgen de los Dolores, luego un altar con una imagen de vestir de San José con ángel y dos santos en formato más pequeño, sigue un cuadro con cristal representando una Mater Dolorosa y, por último, al pie del muro del Evangelio, el portón de madera que daba salida a la calle Alquiladores.
En lo referente al LADO DE LA EPÍSTOLA –el que daba a la calle Jesús de los Milagros– en él se situaba la Capilla del Sagrario, bajo el campanario, con retablo con camarín en el centro, teniendo éste puertas de cristal, y en su interior la imagen de Jesús Nazareno atribuido a Ignacio López y donado en 1702 por el escribano Natera, así como la Virgen de los Dolores. Ambas imágenes se situaban sobre un paso de madera policromado imitando jaspe y mármol, con filetes dorados. Las dos fueron trasladas a la Prioral; el Nazareno permanece en la Capilla de los Enciso (FOT. 5), pero la Virgen desapareció en los años 40 del siglo XX. Mencionar también entre los bienes de la Capilla del Sagrario imágenes del beato Juan de los Ángeles y de Santa Julia, y también una pintura de la Oración en el Huerto, así como lámparas de araña. Nótese que no se hace mención al actual San Juan del Nazareno, que, de forma contraria a la creencia popular, no procede de San Agustín.
El retablo que preside el lado de la Epístola del crucero es el de San Miguel, frente al de la Virgen del Tránsito; era de pino sin policromía alguna, en dos cuerpos, con el mencionado arcángel en la parte alta, y en la baja un cuadro de San Francisco de Paula, la imagen de la Virgen del Desconsuelo en el tiempo en el que tuvo allí su sede la Hermandad de la Humildad y Paciencia, un San José y un San Agustín.
Siguiendo por el muro de la Epístola, frente al de Santa Rita, el altar del Cristo de la Expiración, un Yacente colocado en una urna pintada, con cristales, con colchón, almohada y seda cubriendo la imagen. Luego, frente al de San Gabriel, el altar del Santo Cristo en la Cruz, un Crucificado sobre mesa dorada, con escudos tallados y almas del Purgatorio de talla a los lados. Por último, un retablo con una Virgen sin identificar (¿Concepción, Regla, Consolación?), frente al de San José. Finaliza el muro mencionado con dos pilas, una en jaspe y otra en mármol, con agua bendita, y con el portón de madera que daba a la calle Jesús de los Milagros, frente al que daba a Alquiladores.
A los PIES DE LA IGLESIA se situaba el CORO ALTO, con sillería de 26 asientos de madera, facistol y órgano completo. Bajo él se localizaba el retablo de Santo Tomás de Villanueva, hoy conservado en la Prioral en una pequeña capilla adosada al coro, en la nave del Evangelio (FOTO 6); dicha imagen es mencionada por Rafael Alberti en La Arboleda Perdida, así como los rezos que se le dedicaban en el primer templo de la ciudad cuando él era un niño.
En cuanto al CLAUSTRO (FOT. 7), cabe mencionar su escalera principal, elogiada por Ruiz de Cortázar, quien la describe como de mármol blanco, ancha y clara. También se distribuían por las estancias del Convento algunos retablos e imágenes, así como 24 cuadros con la vida de San Agustín, localizados en el patio. Es la parte que menos alterada ha llegado a nuestros días; sin embargo, sus revestimientos, solerías, escalones, capas exteriores de pinturas, etc. son todos obra de las últimas décadas, sin ser posible apreciar en ninguna superficie los materiales y las ornamentaciones originales, salvo en la piedra de algunos puntos de las fachadas que dan a la calle (FOT. 8).
Jaime Pérez Brotóns