En este caso traemos a colación la figura de Domingo López de Carvajal, vizconde de Carrión y marqués de Atalaya Bermeja (Castro de Rey (Lugo), 1697 – El Puerto de Santa María, 1789), por su vinculación con nuestra ciudad. Se establece en El Puerto en 1730, donde desarrolla su actividad comercial como cargador a Indias, fijando su residencia en una casa blasonada, que mando erigir en la calle Santo Domingo (junto al Instituto Santo Domingo) donde se ubicó en el siglo XX la Academia de Bellas Artes, los Juzgados y el Área de Bienestar Social.
Perteneció a la alta burguesía de negocios constituida por cargadores a Indias, aunque de una manera peculiar, pues se interesa en la inversión en propiedades inmobiliarias y bienes muebles, siendo propietario en El Puerto de un buen número de fincas.
Aunque su actividad comercial apenas ha sido investigada, el profesor Juan José Iglesias dice de él que “estaría entre los tres únicos cargadores que superan o igualan la cantidad de 100.000 reales”, comparándolo con Diego Vizarrón.
En El Puerto se casó con Margarita Carrión Benavides, perteneciente a una familia de la nobleza media urbana de caballeros de hábito. Domingo López asciende socialmente y solicita la hidalguía. Pasó la mayor parte de su vida en El Puerto, donde es recibido como ‘hijodalgo’ por el Cabildo local.
López de Carvajal funda en 1773, con la autorización de Carlos III, la Villa de Algar con el nombre de Santa María de Guadalupe. Para ello adquirió las tierras al Ayuntamiento de Jerez por 155.000 ducados. Se dice que lo hizo para cumplir una promesa, al naufragar durante un viaje desde México a España.
El proyecto, aprobado por Real Provisión de 13 de octubre de 1773, contemplaba la cesión de una casa y un lote (25 fanegas de tierra y una yunta de vacas) a cada colono, que debería entregar a cambio una octava parte de la cosecha. Estos fueron reclutados de Bornos, Benaocaz, Ubrique y Villaluenga del Rosario.
López Carvajal dejó la impronta de su viaje a México fundando Algar y extendiendo en la ciudadanía portuense su admiración por la Virgen de Guadalupe azteca. De muestra, varios botones: las representaciones guadalupanas de los conventos de las Concepcionistas o Capuchinas o las de los desaparecidos Monasterios de San Miguel Arcángel o de las Madres Agustinas.
Octogenario, vital y perseverante, fallece en El Puerto un hombre que se debatió entre sus universos mentales y materiales. Dejando a medias el sueño por cumplir, la consolidación del municipio de Algar, buen ejemplo de la aportación portuense al entorno más cercano.
Enrique Bartolomé López