Con motivo de la destrucción en días pasados de una parte del acueducto subterráneo de la primera mitad de siglo XVIII que desde los manantiales de Sidueña y con un recorrido de más de cinco kilómetros traía agua a la ciudad, fijamos nuestra atención en este dibujo de 1741 conservado en el Archivo Municipal.
Con el título “Diseño de todas las plazas, calles, casas y conventos que tienen fuentes corrientes”, fue realizado por el síndico procurador Domingo Abad Mercadillo. Ha sido estudiado por J. González Beltrán en su trabajo sobre “La Obra de La Fuente” y asimismo aparece reproducido en varios paneles informativos elaborados por el departamento de Patrimonio Histórico del Ayuntamiento.
Con un trazado esquemático, pero no exento de cierto encanto, Abad Mercadillo representa la parte baja de la ciudad, única zona a la que llegó en esta fecha el preciado líquido.
En el mismo delinea por donde discurrían las cañerías de abastecimiento desde su llegada al campo de la Victoria y su recorrido por calle Larga, vía desde la que partían varios ramales. El primer ramal se dirigía al convento del Espíritu Santo, el segundo a la plaza de la Herrería, el tercero y más importante al muelle de las Galeras y el último bajaba por calle Palacios hasta Escribanos y el hospital de la Caridad, prolongándose hacia las plazas del Embarcadero y del Polvorista. También especifica en su dibujo las distintas fuentes tanto públicas como privadas.
En la relación de obras que con motivo de la traída de aguas mando hacer el regidor Nicolás Teodoro de Cañas Trujillo, recogidas por Anselmo Ruiz de Cortázar, se indica:
En el distrito de las expresadas 2.122 varas corrientes de cañerías se levantaron por remates de cañería gran número de arquillas o subientes de agua de donde se proveen las fuentes de las cajas de varios vecinos que han comprado el agua y la de todos los conventos que se hallan en sitios proporcionados, a quienes se les ha dado de limosna […].
Entre los vecinos que a cambio de un pago obtuvieron el abastecimiento de agua “a perpetuidad”, Domingo Abad señala la residencia algunos de los habitantes más pudientes de la población, como el Marques de la Cañada, los Vizarrón de Las Cadenas, y un buen número de moradores de la calle Larga.
Y en cuanto a fuentes públicas, en la relación antes señalada se enumeran, además de las dos principales del muelle de las Galeras, las siguientes : “[..] la primera en la calle Larga esquina a la de Ginés de la Fruta (hoy Caldevilla); la segunda en la referida calle Larga esquina de la del Ganado; la tercera frente del embarcadero esquina de la calle del Pozuelo; la cuarta en la plaza del Polvorista esquina de la calle de la Aurora; la quinta en el cuartel de caballería que está en la plaza del Polvorista. Además de las expresadas se hallan ejecutadas otras dos fuentes públicas fuera de la ciudad: la una de ellas a la entrada del Palmar […] y la otra frente al convento de Nuestra Señora de la Victoria”.
Por otra documentación conocemos la existencia de otras dos fuentes públicas más, una en la calle Larga esquina a Palacios y la otra en la plaza del Castillo. Todas ellas las hemos destacado en el dibujo mediante un círculo rojo.
R.G.R.