La torre de Santa Catalina fue reforzada y ampliada en 1618 por recomendación del capitán Cristóbal Mexía Bocanegra y dotada de nuevo material de guerra “conviene se ponga otra media culebrina y municiones, armas, pertrechos […]”.
Así se convertía en el castillo de Santa Catalina, comprendiendo la antigua torre y estas edificaciones posteriores. Su artillería, aparte de jugar un papel militar decisivo en el ataque ingles de 1625, posibilitó el traslado de víveres a Cádiz.
En este sentido, el dibujo anónimo que data de la segunda mitad del siglo XVII que se conserva en el Archivo Ducal de Medinaceli, dado a conocer por R. Romero Medina, es bastante ilustrativo.
En el se recoge una instantánea de la Bahía de Cádiz desde la línea de costa de El Puerto de Santa María. En un primer plano, se sitúa el reducto fortificado de Santa Catalina, en la margen derecha de la desembocadura del río Guadalete, en el que ondea la bandera con armas de la casa ducal con la leyenda “Reduto mio de la ciudad del Puerto”. Presenta una garita que señala ser “para la posta que está de guardia”.
Al fondo, las ciudades de Cádiz, con especial mención al castillo abaluartado de San Sebastián, y Puerto Real. Además, representan otros importantes parajes costeros de la villa: “el corral de las almejas”, “el bosque o isleta” y “la cruz de los Cañuelos”.
MA.M.V. y R.G.R.