En la descripción del edificio destacamos su EXTERIOR, con triple fachada: la que se corresponde con el principal acceso a su interior, alzada en la explanada abierta delante de la Puerta del Perdón de la Prioral, otra lateral en la calle San Sebastián y la que limita con el patio donde se ubicaba el cementerio parroquial. En la primera, correspondiente a los pies de la capilla, se conserva sobre su dintel la inscripción que atestigua su primitivo carácter docente. La portada lateral, acceso hoy inutilizado al muro del evangelio, también es adintelada pero más rica en decoración y rematada en frontón recto (FOT. 1 y 2).
El INTERIOR de la capilla presenta una planta de nave única con hornacinas-altares en los muros y cubierta de bóveda de cañón con lunetos en los cuatro tramos separados por arcos fajones que apean en gruesas pilastras adosadas a los muros laterales (FOT. 3). El elemento más destacado es la bóveda semiesférica sobre pechinas que cubre el antepresbiterio que, junto a los tramos de la bóveda de la nave, conserva unas labores decorativas de yesería de gran interés iconográfico que atestiguan su filiación barroca y dieciochesca (FOT. 4).
El retablo mayor se construye entre 1778 y 1794 en estilo neoclásico con algunos elementos ornamentales rococó. Está tallado en madera y pintado en algunas zonas imitando mármol con decoración dorada. Se compone de elevado banco con sagrario central y dos puertas laterales para comunicar con la sacristía, único cuerpo dividido en tres calles mediante altas columnas corintias y ático con cuadro representando el motivo iconográfico que justifica la presencia de la cofradía de penitencia que tiene su sede en la capilla: Cristo, sentado y pensativo, esperando su crucifixión (FOT. 5).
En los intercolumnios se abren hornacinas que han albergado distintas imágenes cuya disposición ha estado relacionada con el culto de la capilla: a las primitivas Ntra. Sra. de la Aurora, san José y santo Tomás de Aquino las sustituyeron el Cristo de la Humildad, Ntra. Sra. del Desconsuelo y san Juan evangelista, titulares de la hermandad con sede canónica en esta capilla y desde 2014 trasladados a la iglesia conventual del Espíritu Santo de la misma ciudad (FOT. 6).
Además de las piezas del retablo mayor reseñadas, otras esculturas y pinturas, la mayoría del siglo XVIII, están repartidas por los muros laterales. Entre las primeras cabe destacar la muy retocada talla de Ntra. Sra. del Rosario de la Aurora, titular de la capilla (FOT. 7), y una imagen de san Juan Nepomuceno (FOT. 7). La talla del primitivo patrón de los vinateros, San Ginés de la Jara, se encuentra actualmente deterioradísima y abandonada en la Prioral, a la espera de una urgente y deseada restauración (FOT. 8).
Los lienzos que debemos resaltar son los que representan una Inmaculada Concepción, Presentación de la Virgen en el templo, dos cuadros sobre la vida de San Casiano y el interesantísimo representando la jerarquía celestial (FOT. 9). También merecen reseñarse la pila de agua bendita, cuatro medallones mexicanos, varios altares de madera pintada y dorada, un respiradero de Castillo Lastrucci y cinco lápidas con inscripciones que indican los personajes sepultados en la capilla, todos hermanos y bienhechores de la cofradía de la Aurora (FOT. 10). Todas estas obras de arte merecen mayor atención y a ellas nos dedicaremos en otra ocasión. Sirvan estas líneas para recordar el interés histórico y artístico de este recinto sacro actualmente tan necesitado de urgente restauración para que recobre la importancia que se merece.
Otra dependencia de gran interés artístico era la sacristía, semiolvidada con el paso del tiempo, pero remodelada y restaurada en tiempos recientes formando parte de la construcción de los nuevos salones parroquiales. En ella se han conservado dos portaditas barrocas y fragmentos de pinturas murales (FOT. 11). –
Francisco González Luque