Se revisan en este artículo materiales que tienen función estructural y ornamental utilizados en la construcción de las bodegas.
Ladrillos y tejas:
Los ladrillos macizos son empleados como alternativa o complemento de la piedra de San Cristóbal para los muros de cerramiento, pilares y arquerías. Las tejas árabes utilizadas para cubrir los tejados de las bodegas y de las edificaciones tradicionales se disponen alternativamente una hacia arriba para hacer el canal de recogida del agua de lluvia y otra hacia abajo que hace de cubierta o cobija. Estas tejas, que sustituyeron a las tejas romanas en que la pieza canal es plana, se siguen utilizando aún en los países mediterráneos.
La fabricación de tejas y ladrillos no cambió sustancialmente desde sus orígenes en el Neolítico hasta el pasado siglo en que se industrializó el proceso. En los tejares tradicionales todo se hacía de forma manual: la selección y extracción de la tierra adecuada, la preparación de la pasta, el moldeo, la desecación al sol y la cocción en los hornos. Todas las fases del proceso requerían de gran experiencia para obtener unos productos resistentes y de calidad.
Siempre tuvieron fama los ladrillos de Lebrija, ciudad de gran tradición alfarera. Pero también se usaban los ladrillos y tejas fabricados aquí. En Jerez había tejares y ladrilleras al inicio del camino hacia El Puerto, conocido como la Trocha.
En las proximidades del Monasterio de la Victoria, que fue noviciado de los jesuitas en el Siglo XIX, hubo un tejar donde se refugiaron los novicios jesuitas durante la revolución de 1868. Muy posiblemente a este tejar se deba el topónimo de El Tejar que se encuentra próximo al monasterio. Este hecho es descrito en la obra de B. Rodríguez Caparrini titulada: “La revolución de 1868 en el Puerto de Santa María (Cádiz): cuatro relatos de jesuitas”, publicada en la Revista de Historia de El Puerto nº 62 de 2019.
Herrajes:
Además de cumplir la lógica función de cerrar los espacios libres de puertas y ventanas, los herrajes ofrecen amplias posibilidades ornamentales. Unos de los herrajes más bellos que existen en las bodegas de El Puerto son los de la bodega San José entre la plaza de Toros y la calle San Bartolomé. Estos herrajes solían incluir las iniciales del propietario de la bodega y la fecha de construcción. En este caso, las iniciales ART corresponden a Antonio Ruiz Tagle, el acaudalado gaditano que la construyó en 1837.
No se ha encontrado documentación sobre talleres de herrería en nuestra ciudad en esa época, aunque es probable que fueran realizados por herreros de etnia gitana, ya que la fragua era una de las profesiones más frecuentes en este colectivo.
Se debe tener en cuenta que en el siglo XVIII la provincia de Cádiz era la que tenía mayor proporción de gitanos de España, debido a que hasta 1748 se utilizó la condena a galeras como sistema penitenciario y las familias de los gitanos galeotes formaron grandes gitanerías en nuestra ciudad y sus entornos para estar cerca de los condenados.
Juan Gómez Benítez