Durante el Antiguo Régimen existieron en El Puerto dos zonas con un marcado carácter comercial en las que se concentraba la venta de productos alimenticios para el abastecimiento del vecindario: la plaza del Embarcadero o de la Pescadería en el muelle, que al menos desde 1682 contó con un edificio propio para la venta de pescado, y la de la Carnicería en la confluencia de las calles Ganado y Cielos.
En esta última, donde debió existir con anterioridad un mercado al aire libre, a fines del Seiscientos comienzan a levantarse establecimientos permanentes. Uno de ellos es el de la Carnicería que dio nombre a la plaza.
A. Ruiz de Cortázar la describe así en 1764:
La cuarta plaza es la de la Carnicería, donde antiguamente se hacían los festejos de toros, como lo indica el balcón de la ciudad que está en ella. El día de hoy se ha estrechado con diferentes edificios públicos que se han hecho para mayor comodidad de los que vienen a vender comestibles a esta plaza. Hállase en ella la Carnicería, con capilla interior para decir misa a los tablajeros y vendedores de ella, tiene cinco tablas, cuatro de vaca y cerdo y una de carnero, y además otra tabla baja donde se venden los despojos. Hízose esta oficina año de 1692 […].
Se conoce por fuentes documentales que la carnicería estuvo situada en el lateral de la plaza, en el lugar que hoy ocupa el conocido Bar Vicente. Un dibujo del Archivo Ducal de Medinaceli, probablemente de fines del XVI, nos muestra el edificio adosado a un lienzo de muralla, identificado por algunos autores con la muralla del Castillo. En nuestra opinión se trata de la cerca medieval de la ciudad que sabemos por los trabajos de M. A. Caballero (1996; 2010) y Pérez Fernández (2021) entre otros discurría por la calle Muro, hoy Ricardo Alcón, y que a fines del XVII aún era visible en este tramo.
Según el dibujo, el edificio tenía una portada de cantería, protegida por un tejadillo de madera, a la derecha se aprecia la balanza para el peso y al fondo una de las mesas de despiece. En el texto se indica “dentro a mano izquierda la capilla dose dize missa”. Dicha capilla aparece señalada con una cruz en el plano de El Puerto de 1812.
También en la plaza estuvo la panadería. Escribe Ruiz de Cortázar:
La panadería está también en esta plaza ocupando parte de lo que fue antigua. Es de dos naves grandes con poyos, dos puertas y ocho arcos de cantería labrada cuyos claros cierran rejas de hierro por donde se vende en tiempos de carestía cerradas las puertas. Hizo esta obra en el año de 1708 […].
Y a continuación añade:
Para conveniencia de los vendedores de hortalizas y frutas se hicieron en el año pasado de 1735 sesenta y cuatro puestos de dos varas de frente por la parte de afuera, calle de las casas de frente, sobre dos pilares de piedra labrada y techados de firme y por dentro una plaza cuadrada mediana”. Es lo que en las Respuestas Generales del Catastro de Ensenada denominan “el mesón que llaman de la fruta” que se encontraba colindante con la carnicería y al igual que esta era propiedad del Concejo.
Con el tiempo, en el ámbito de la plaza se fueron añadieron otras edificaciones, tal y como recoge M. Palacios en su plano de 1865. Pero ya en la segunda mitad del s XIX habían quedado obsoletas las formas de abastecimiento del Antiguo Régimen y el lugar no reunía las condiciones adecuadas para un mercado de abastos en el que se centralizara la venta de los productos de primera necesidad, por lo que entre 1873 y 1874, aprovechando la piedra sobrante del derribo del cercano convento de los Descalzos se construyó, ocupando la zona central de la plaza, el actual mercado de La Concepción (Cirici Narváez 1994,.76-78), perdiéndose su histórico nombre
R.G.R.