A lo largo de toda la Edad Moderna y especialmente a fines del siglo XVIII y todo el XIX, viajeros procedentes de toda Europa recalan en nuestra ciudad y dejan constancia en sus libros de la impresión que El Puerto causa en ellos. Los edificios, las calles, la economía, las diversiones y, sobre todo, el paisaje serán objeto de análisis y comentarios, en los que casi siempre la educación y la cultura de cada uno se pondrá como medida ante las formas de vida de los portuenses y los españoles en general.
