En la manzana que en la actualidad ocupan los bloques de viviendas anexos a la plaza de las Bodegas, en la cercanía de la plaza del Polvorista, se levantó en 1735 el Hospicio de Misioneros a Indias de la Compañía de Jesús, también conocido como Casa de Misericordia.
Fue erigido con la finalidad de servir de albergue, estudio y aclimatación de los religiosos, tanto españoles como procedentes de diversos países europeos, en tránsito hacia tierras de misiones.
Por las descripciones que se conservan, realizadas por eruditos contemporáneos y por jesuitas allí alojados y que han dado a conocer diversos investigadores, entre los que se encuentran C. Cebrián González o M. Pacheco Albalate, debió ser una amplia y sólida edificación.
De su fachada principal orientada al entonces abierto Campo de Guía, «nuestra casa mira hacia el océano», se conoce un dibujo, fechado en 1755, en el que señala con la letra D: «Ospicio de los Padres Jesuhitas». Por el alzado se deduce una construcción en la línea de las casas-palacio características del momento, con tres plantas y dos torres simétricas en las esquinas.
Sabemos por un plano del Archivo General de Indias, fechado en 1794. que el inmueble se desarrollaba entre Campo de Guía (actual calle Los Moros), calle Comedias y calle San Francisco (en el tramo conocido en la actualidad como Fernán Caballero).
Contó con patio claustrado, refectorio, biblioteca, almacenes, bodega y cerca de 80 habitaciones. En la esquina de las calles Comedias y San Francisco, estuvo situada la iglesia, con varias capillas, seis altares y numerosas imágenes y cuadros “todo decorado con excelente gusto y esmero”. El retablo mayor obra de Agustín de Medina y Flores, según información remitida el Dr. José Manuel Moreno Arana.
Tras la orden de extrañamiento de los jesuitas de todos los dominios de la corona española, dictada por Carlos III en 1767, este mismo edificio sirvió de hospedaje a los seguidores de la Orden expulsos de los territorios americanos y filipinos, además de los procedentes de diversos puntos de la geografía española, que se encontraban a la espera de su destierro a Italia.
Una vez confiscados los bienes de la Compañía, el edificio pasó a manos de la Orden de San Francisco, sirviendo de alojo a misioneros franciscanos pendientes de embarque para América, e incluso fue utilizado como hospital de soldados franceses.
En la obra “Itinerarios Portuenses de la arquitectura del S. XIX” se recoge que en 1908 su propietario decidió demolerlo y edificar en su lugar un cuartel para carabineros de infantería y caballería y un grupo de viviendas, proyecto que realizó el maestro mayor de obras del Ayuntamiento Miguel Palacios Guillén, y que fue sustituido en la década de los cincuenta del pasado siglo por las viviendas sociales allí existentes.
R.G.R.