Poseer un manuscrito antiguo es como tener una joya, y en nuestra ciudad la joya más longeva que se atesora en el Archivo Histórico Municipal es el Libro del repartimiento de El Puerto de Santa María, datado en un arco cronológico comprendido entre 1275 y comienzos del siglo XIV.
No es copia íntegra del original, pero lo suficientemente valiosa como para que los investigadores Antonio Claret, Manuel Ariza y Manuel González Jiménez hayan dedicado parte de su tiempo en el estudio e interpretación de su singular contenido, con la colaboración entre otros de la Cátedra Alfonso X el Sabio de El Puerto de Santa María, y cuyo resultado nos sirve para divulgar a través de estas páginas la existencia de nuestro patrimonio cultural.
Hablamos de una época trascendental e importantísima para la ciudad, ya que es en este periodo de tiempo cuando Alfonso X se plantea la repoblación en torno a El Puerto de Santa María y no de Cádiz. De la documentación generada por los repartos que ideó el Rey Sabio se llegó al libro del repartimiento, cuyo texto bien pudo ser el resultado de la información básica que el escribano creyó oportuno extraer de los legajos que tenía delante, resumiéndolos y reagrupándolos para elaborar de forma lo más clara posible un libro que fuese memoria de todo lo acontecido relacionado con dichas divisiones. Es más que posible que este libro fuese redactándose conforme finalizaba cada uno de los repartos de tierra. Se atribuye su autoría, entre otros, al escribano Juan Pérez, que tantas veces aparece en el texto del repartimiento.
El libro del repartimiento de El Puerto contiene una copia parcial del de Cádiz, que se conservó según diversas referencias hasta fines del siglo XVI, al que se le fue añadiendo paulatinamente el resultado del repartimiento de nuestras viñas, de los Casarejos, de las alquerías, de la tierra calva y de las casas y solares que formaban parte de la totalidad del territorio. Está formado por 78 folios de pergamino, más otros cuatro de papel, que sirven de guardas anteriores y posteriores.
La escrituración del repartimiento propiamente dicho comienza en el folio segundo, situándose en la parte superior del recto de cada folio la numeración arábiga, probablemente del siglo XVIII. Los folios de pergamino son de calidad muy desigual, con unos folios lisos, sin manchas, y otros en los que se encuentran ojos de notables dimensiones, manchas amarillentas y zonas con abundantes poros, resultado de un rasurado de la piel poco cuidado.
El códice mide 245 mm de alto por 165 mm de ancho, aunque algunos de sus folios presentan dimensiones más reducidas, llegando a encontrarse en algunos de ellos una diferencia de más de 10mm, especialmente en el ancho, debido unas veces a la desigual calidad del pergamino utilizado y otras al efecto de la guillotina en las reencuadernaciones realizadas, provocando cortes desiguales y el desencuadre de parte de sus folios. Este manuscrito portuense puede ser considerado como un ‘códice diplomático’, práctica habitual durante buena parte de la Edad Media, en el que se recoge la ‘memoria’ de la repoblación de El Puerto.
Manolo Morilllo