El Puerto no ha contado a lo largo de su historia con un edificio levantado ex profeso con destino a la actividad municipal. Para albergar esta función se han ido reutilizando distintos inmuebles construidos para otros usos.
Pero en el siglo XVIII, tras la incorporación en 1729 de la ciudad a la Corona de Castilla, y debido al crecimiento económico y al aumento de la complejidad urbana del momento, los caballeros capitulares se plantearon la construcción de un edificio específicamente destinado a Casa Consistorial y cárcel.
El proyecto fue objeto de agrias disputas debido a su ubicación. Aunque las obras comenzaron en la plaza de las Galeras o de la Aguada, por Real Resolución del Consejo de Castilla de 1757 se dictaminó el cierre de dichas obras y se comunicó a la Ciudad que el edificio debía levantarse en la plaza de armas del castillo, en un terreno de realengo que se hallaba delante de la fortaleza en la cara que miraba al río, frente a la fuente del nuevo muelle.
Por dos planos de esta misma fecha que se conservan en el Archivo Histórico Nacional conocemos su ubicación exacta y su configuración. Se situaba en el lugar que hoy ocupa la antigua pescadería, mas conocida como El Resbaladero. Se trataba de un edificio exento con forma cuadrada de 30 varas de lado, distribuido en dos plantas, la inferior destinada a cárcel, y la superior a Casa Consistorial. El acceso al Cabildo, flanqueado por dos columnas, se hacía por la fachada principal, presidida por dos escudos, el de la ciudad en la planta baja y de la Corona en la planta superior. La entrada a la cárcel se situaba en el lateral derecho.
Las nuevas obras comenzaron de forma inmediata, pero el duque de Medinaceli presentó una solicitud al Rey pidiendo su paralización, argumentando que dicho inmueble por su altura “sepultaba las vistas principales del castillo, sus torreones, almenas y trofeos…”, además de impedir su salida directa al río.
La petición del duque surtió efecto. Los trabajos fueron suspendidos y aunque intentaron reanudarse en 1770, de nuevo el duque los paralizó, por lo que el proyecto de Casa Consistorial se abandonó. La parte ya construida se aprovechó en 1778 para la obra de la pescadería, modificándose a una sola planta.
En cierta forma, como ha señalado el profesor Barros Caneda, el duque, por motivos completamente ajenos al Patrimonio, protegió el entorno visual del elemento más antiguo y representativo de la villa de El Puerto. Desgraciadamente dicho entorno patrimonial fue degradado en los años 60 del pasado siglo con la construcción de las viviendas de la plaza de la Pescadería. Su recuperación nos devolvería una de los espacios más simbólicos de la ciudad.
R.G.R.
Más información: Instituto andaluz del patrimonio histórico