Escribe Santiago Montoto en su libro: El Puerto de Santa María en la liberación de Fernando VII, publicado en 1959, lo siguiente:
En octubre de 1823, al día siguiente de la salida de Fernando VII para Madrid, se reunió el Ayuntamiento de El Puerto de Santa María en sesión solemne para consignar en sus actas la extraordinaria alegría por la libertad del Soberano. Asistieron a la sesión los diputados de fiestas que habían acompañado al Rey hasta Jerez, y que después de besarle la mano en el Alcázar, obtuvieron su licencia para regresar al Puerto.
La satisfacción de los regidores por haber sido su primera ciudad el “primer puerto”, de la libertad que pisó el Rey después de su cautiverio, esta expresada con vehemente elocuencia en el escrito que el Ayuntamiento dirigió a S. M. postrándose a sus pies y ofreciéndole el más fiel vasallaje, jurándole la más sincera fidelidad, “y en señal de ello besa su Real Mano”.
El Ayuntamiento, ufano de tan magno suceso que colocaba el nombre de la ciudad en primer plano de la historia de España, y “para hacer ver a todas las Naciones que fueron los primeros en manifestar (al Rey) su lealtad”, acordaban suplicarle “se digne concederle una Cruz de honor que teniendo en el centro el busto de V. M y en el reverso el lema “Puerto de Santa María, primer puerto de la libertad del Rey”, y pendiente de una cinta puason [sic], según el adjunto modelo, o el que sea del agrado de V. M., siendo su timbre de la mayor distinción para sus leales Capitulares”.
Con toda premura se hizo el diseño de la condecoración y con el escrito de suplica se remitió a Sevilla, donde residía el Monarca. Este, magnánimo y generoso en conceder honores, por R. O. de 21 de octubre, le otorgó a los Regidores portuenses la Cruz de Honor que le habían pedido, y el 26 de diciembre, el Gobernador Militar y Político de Cádiz, en el salón de actos del Ayuntamiento de El Puerto de Santa María, con gran solemnidad, impuso a sus regidores la solicitada condecoración.
MA.M.V.