Esta bodega se sitúa en la calle Los Moros, contigua a la casa palacio de cargadores a Indias de Pedro Furnes (FOT. 1), más conocida por la casa de Moreno de Mora, porque esta prestigiosa familia la adquirió en 1827 y la habitaron durante largo tiempo según Cirici Narváez (“Nueve bodegueros del marco de Jerez, siglos XVIII-XX”). Bodegas Osborne compró la casa a sus descendientes en 1950 y ha estado habitada por miembros de esta familia hasta fechas recientes (FOT. 2).
La historia conocida de la bodega de San Miguel comienza en 1832 cuando D. Manuel Moreno de Mora vendió unos 200 m2 del jardín de su casa a D. José Jiménez por el precio de 12.500 reales de vellón en dinero efectivo. Éste incorporó dicho espacio a una casa de seis accesorias de unos 900 m2 que había comprado a la viuda de D.Juan Maria Coghen Tercero y en este terreno construyó la bodega actualmente conocida como de San Miguel (Pilar Sánchez de la Flor: Historia de la propiedad de las bodegas de Osborne y Compañía en El Puerto de Santa María. 1994).
D. José Jiménez había nacido en El Puerto y, además de dedicarse a la crianza de vinos, era marchante de ganado, comerciante de aceite y administrador de rentas. Este mismo bodeguero construyó en 1834 la bodega ubicada en la misma calle, conocida como “Cuvillo Los Moros”, porque Cuvillo fue su última propietaria, aunque desde el año 2010 es la sede del archivo administrativo municipal (FOT. 3).
En el año 1836 la bodega San Miguel lindaba por el norte, donde tiene su frente, con la calle Los Moros, por el este con la citada casa de Mora, por el sur con el trabajadero de la bodega de D. Manuel Moreno de Mora y por el oeste con la prolongación de la calle Jesús Nazareno, que se desarrollaba en un tramo en dirección al callejón de San Diego, como se aprecia en el plano de 1812 (FOT.4 y 5).
Aunque no se ha podido localizar el proyecto original de esta bodega en el Archivo Histórico Municipal, su estructura de tres naves y tejado a dos aguas soportado por arcadas es similar a la de “Cuvillo Los Moros”, si bien es algo más pequeña.
Esta bodega estuvo poco tiempo en poder de José Jiménez pues en 1836 la vendió a Marcos Gutiérrez por el precio de 180.000 reales de vellón y con el gravamen de un censo de 500 ducados de principal.
En 1852 Marcos Gutiérrez vendió la bodega de San Miguel a Gabriel Quintín Montañés por el precio de 90.000. reales de vellón, y este último la intercambió en 1857 con José Moreno de Mora por la bodega Nuestra Señora del Rosario en la calle Comedias, más conocida como “La Rosario”, estando valoradas ambas bodegas en esos momentos en 72.000 reales de vellón (FOT. 6).
La utilización de la bodega de San Miguel ha cambiado mucho a lo largo del tiempo. Hasta los años sesenta del siglo XX albergó el embotellado del vino antes de su traslado a las bodegas de la calle San Bartolomé. En la contigua bodega de La Fuente se encontraba la zona de depósitos y tratamiento de vinos. Posteriormente, en los años noventa albergó soleras de vinos finos y desde el año 2000 se utiliza como salón de reuniones internas de la empresa y más tarde fue utilizada para conferencias y celebraciones públicas. Entre los años 2003 y 2010 tuvo un reservado donde se alojaba la sacristía de los vinos viejos, que después se trasladó a otra bodega (FOT. 7). Por último, en el año 2021 se eliminaron los revocados que cubrían los pilares y las arcadas quedando la piedra a la vista, con lo que la bodega ha mejorado mucho su estética (FOT. 8).
Juan Gómez Benítez y Francisco González Luque
