Los nombres de las calles, además de su función de ordenar las ciudades e identificar lugares, forman parte integrante de la cultura histórica de una ciudad, es decir, constituyen recursos a través de los cuales los ciudadanos conocen su historia.
En muchas ocasiones mantienen los nombres antiguos, pero en otras el nombre ha ido variando a lo largo del tiempo por hechos relevantes o personajes importantes
Este último es el caso de la actual calle Micaela Aramburu de Mora. A mediados del siglo XVIII esta calle, que ponía en comunicación la recién creada plaza del Embarcadero o de la Pescadería con la plaza en la que se situaba la capilla de las Galeras, recibía el nombre de calle de los Oficios de Escribanos, según consta en plano de 1757 (A.H.N. Nacional. Consejos, MPD 525) donde aparece rotulada con la letra G.
A la misma se refiere también en 1764 José-Anselmo Ruiz de Cortázar en su obra “Puerto de Santa María ilustrado y compendio historial de sus antigüedades”, quien la denomina plaza de los Oficios Públicos, indicando que en su época se encontraba “reducida a una calle muy ancha con la obra de la Caridad que sacó los seis oficios al cordel de la misma […]. Al presente habiéndose mudado los oficios de escribanos a casas particulares, solo se conserva el nombre”.
Es decir, es aquí donde estuvieron ubicadas las escribanías publicas que tuvo la ciudad hasta mediados del setecientos en las que los oficiales se encargaban de dar fe publica de los documentos y escrituras.
Posteriormente fue conocida como “Ancha de la Caridad”, en contraposición a la “callejuela de la Caridad” (en plano rotulada con la letra J); “El Vergel”, en referencia al que construyo el Conde O´Reilly, y por último “Micaela Aramburu de Mora”, nombre que desde 1916 recibe esta avenida como homenaje a la que fuera benefactora del hospital de la Caridad, quien sufrago las costosas obras de reconstrucción del edificio.
R.G.R
