A partir del primer cuarto del siglo XIX, una vez terminadas la guerra de la Independencia y las guerras napoleónicas que asolaron Europa, un gran número de literatos extranjeros viajó por España dentro del movimiento cultural romántico e impulsados por la moda orientalizante entonces imperante; por ello fueron conocidos como viajeros románticos. Uno de los más famosos fue Washington Irving, autor de los Cuentos de la Alhambra, que llegó a residir en El Puerto en el año1828 en la calle Palacio. Otro fue Henry Vizetelly, un gran experto y conocedor de vinos y uno de los primeros comentaristas del vino calificados actualmente como «wine writers«.
Después de una visita a la zona de Jerez que se prolongó durante varios meses, Henry Vizetelly publicó en 1876 el libro «Facts about Sherry» (Hechos sobre el vino de Jerez) que describe la vitivinicultura de los vinos de Jerez del último tercio del XIX, así como algunas costumbres y circunstancias de la época. El libro se escribió antes de la llegada a esta región en 1894 de la plaga de la filoxera que arrasó el viñedo y obligó a replantarlo injertado sobre pies de viña resistentes a la plaga, por lo que se abandonaron numerosas variedades de vid cultivadas hasta ese tiempo y pasando la variedad Palomino a ser la mayoritaria, como continúa siendo en la actualidad.
El libro está enriquecido con una serie de ilustraciones muy bien realizadas de las diferentes faenas realizadas en la viña y en la bodega que permiten saber cómo se realizaban entonces los trabajos.
Recientemente se ha publicado la traducción del libro al español realizada por Beltrán Domecq Williams, anterior presidente del Consejo Regulador de Jerez y publicada por la editora Peripecias Libros, dentro de la colección Varia Vinaria.
Cuando se escribió la obra el vino de Jerez estaba en su mayor esplendor, era uno de los preferidos en el mercado británico y las grandes bodegas históricas de Jerez, El Puerto y Sanlúcar estaban plenamente consolidadas.
Aunque en este libro, se describen las bodegas de todas las ciudades del marco, en este artículo sólo se comentará el capítulo IX dedicado a las bodegas de El Puerto visitadas por el autor. Este califica los vinos de El Puerto como tan similares a los de Jerez que no los diferenciaría el más experto catador, excepción hecha de los vinos de los pagos más señalados de esa localidad.
La primera bodega descrita fue DUFF GORDON, a la que califica como el exportador más antiguo, y a cuyas bodegas se llegaba a través de un encantador patio ajardinado, que no se corresponde a la actual bodega de Mora, que en aquel tiempo todavía no pertenecía a Duff Gordon, sino a la bodega de Exportación de Osborne en la calle Fernán Caballero. Según el autor, en aquel tiempo esa bodega albergaba 3.000 botas de los diferentes tipos de vinos y también tenían otras cuatro bodegas donde criaban finos muy delicados de 10 años. Quizás estos vinos fueron el antecedente del excepcional Fino La Honda que se criaba en esa bodega con ese tiempo de envejecimiento en una solera de 10 escalas.
La siguiente bodega descrita fue la M. DE MORA, que también tenía unos bellos jardines y que poseía unas existencias de 10.000 botas y según el autor contaba con unos equipamientos de los más modernos para aquel tiempo, como soportes metálicos en lugar de vigas de madera para las botas a nivel de suelo y andamios rodantes para que los operarios pudieran hacer las operaciones de saca y rocío sin tener que subirse a las botas.
Hay que hacer constar que en esa fecha la bodega no era ya dirigida por Manuel Moreno de Mora y Cabeza de Mier, fallecido en 1861, sino por su hijo José Moreno de Mora y Vitón, cuya esposa Micaela Aramburu fue una gran benefactora de la ciudad y, entre otras obras de beneficencia, sufragó la reforma del Hospital de San Juan de Dios en 1916. Estas bodegas, que en la actualidad pertenecen a Osborne y siguen llamándose bodega de Mora, han sido objeto de varios artículos disponibles en esta misma web. –
Juan Gómez Benítez
Ilustración del prensado
